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A principios de este mes salía una información en el noticiero de La Sexta , «Menús escolares contra el cambio climático», destacando la necesidad de comer bien en el cole, y reducir emisiones contaminantes, ya que la industria cárnica junto a la textil son las que más contaminan. Se trata de una propuesta del Ayuntamiento de Barcelona, donde se probará en 6 colegios, y esperan ampliarlos en un año a 400 más. Menús saludables y más sostenibles, que se basan en menos carne roja y más proteína vegetal. Parece ser que con estos menús pueden reducirse un 23% las emisiones contaminantes por comida. Por ejemplo: el lunes el revuelto con jamón se convierte en tortilla con ensalada; el martes se sustituye el pescado rebozado por judías blancas con verdura; el miércoles se elimina la carne roja de las albóndigas y se introduce carne blanca de pavo; el jueves sale el rebozado de bacalao y entra una ensalada de espinacas; y el último cambio el viernes las salchichas con patatas pasan a ser pescado al horno.

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En casa hace tiempo que practicamos un consumo más consciente, sin eliminar nutrientes a los peques, en edad de crecimiento. Siempre han estado presentes las verduras y frutas. Pero ahora más. Hemos incrementado las legumbres a la semana. La carne blanca como el pavo o el pollo, y el pescado. Hemos introducido la soja texturizada como sustituto de la carne roja, para hacer macarrones a la boloñesa vegano, por ejemplo. Y hemos probado la hamburguesa vegana de un supermercado alemán, y ha sido un éxito. Ha venido para quedarse. Crema de cacahuete para las meriendas y comidas. Crema de rábano picante. Semillas como la chía. Cereales como las avena. Pizzas hechas de brócoli o coliflor. Masas hechas en casa para la pizza o como el pan. Cremas de chocolates caseras, sobrasada vegana. Ya son alimentos visibles en esta cocina con lo que mis hijos crecen. La reducción de azúcar cuesta más. Pero intentamos mantener equilibrio. Preferimos hacer los postres en casa, y en la medida de lo posible sustituir el azúcar industrial por pasas, o dátiles. Sirope de arce, agave. Si compramos fuera nos miramos los ingredientes. Los lácteos y huevos por ahora siguen presentes. Tengo un reto culinario que es hacer queso vegano para picar con nachos, y estoy en ello. Y siempre intento no escoger productos que tengan ‘aceite de palma’ por los orangutanes, y su hábitat.

Pequeños gestos para el medio ambiente, y grandes gestos para nuestra salud. ¿Sabéis que comiendo frutos secos, pero sobre todo legumbres el cuerpo entra en calor?, así también evitas poner la calefacción.