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Decía Llorenç Villalonga que hoy en día todos tenemos dos oficios, por lo menos: el oficio nuestro de cada día, el que nos sirve para ganarnos el pan, y el oficio de chófer, porque todos tenemos coche. Llorenç Villalonga fue un escritor mallorquín, autor de «Mort de Dama» y «Bearn», entre muchas otras obras, que aunque también escribió en castellano es considerado como una de las figuras más importantes de la literatura en lengua catalana del siglo XX. Su teoría de que todos tenemos el oficio de chófer añadido a nuestro propio trabajo no es tan descabellada, y lo que ocurre es que como en todas las actividades unos ejercen mejor que otros este empleo añadido.

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El mito de que los hombres conducen mejor que las mujeres queda desmontado por numerosos estudios. La estadística determina que en España las mujeres conducen mejor que los hombres y que los varones son los que más accidentes sufren. Las mujeres son más prudentes, aunque por lo general disfrutan menos conduciendo. Los jóvenes son los que tienen más posibilidades de tener un percance al volante, por no hablar de accidentes graves. Otra vez, las chicas son mejores conductoras y menos propensas a sufrir accidentes. Por cierto que en los accidentes concurren un gran número de factores y el «factor humano» es el que más incidencia tiene. Factores humanos son el alcohol, los estupefacientes, la imprudencia, los adelantamientos prohibidos, desobedecer las señales, exceso de velocidad, deslumbrar por la noche, deficiencias físicas, falta de sueño, usar el móvil, etc. También tienen importancia los fallos mecánicos o el mantenimiento del vehículo. Otros factores son externos, como el clima, el estado de las carreteras, etc.

Para tener un segundo oficio como tenemos todos, dando la razón a Llorenç Villalonga, hay que ver lo mal preparados que estamos para ejercerlo. Seguramente no somos conscientes de que la posibilidad de sufrir un accidente en avión es mínima: una entre 2’4 millones, y en cambio según la OMS –Organización Mundial de la Salud—mueren casi cuatro mil personas en accidentes de tráfico al día (recalco: «cada día»). Así que habrá que comprarse una estampa de San Cristóbal, el patrón de los conductores, y pegarla en algún lugar bien visible del coche, junto con la consabida leyenda que enfatiza «papá, no te quemes» y la de «si bebes, no conduzcas» y la de «más vale perder un minuto en la vida que la vida en un minuto» o la de «Sr. conductor en este barrio no sobra ningún niño».