TW

Preocupación y enfado a partes iguales es lo que provocan algunas de las imágenes que corrían por redes sociales e informativos televisivos ya el mismo domingo por la noche, primer día en el que los niños pudieron por fin pisar las calles acompañados de sus padres. Se comprende perfectamente el desespero de muchos pequeños -sobre todo aquellos que no tienen la fortuna de vivir en casas con jardín, terrazas o patios-, por pasear, salir a tomar el aire y moverse; también la necesidad de los padres de que los críos gasten energía y recobren mínimamente sus rutinas. Pero eso no justifica las escenas que se vivieron en algunas ciudades españolas, con paseos atiborrados, sin mantener las distancias, unos con mascarilla y otros no, o peor aún, colgando del cuello; padres en corrillos, de charla, y chavales jugando al fútbol sin que los mayores les digan cómo comportarse. Y la policía haciendo pedagogía, justo lo que tienen que hacer los progenitores.

Noticias relacionadas

Hay que recordar que cuando se anunció la medida, inicialmente para acudir a supermercados, farmacias y bancos, todo el mundo -con mucha razón-, puso el grito en el cielo. No tenía lógica, ni desde la óptica del esparcimiento de los niños ni desde la de la prevención del contagio. Ahora bien, cuando el Gobierno la ha modificado y se ha permitido salir a paseos y parques, algunas personas no han estado a la altura, han sido imprudentes y poco respetuosas; porque hay que recordar que seguimos confinados y de duelo, que hasta hace poco había morgues repletas, sigue habiendo víctimas, y que para evitarlas, muchos en este país están pasando apuros económicos.

En Baleares en general y en Menorca particularmente la situación por fortuna ha sido otra. Una mayoría ha cumplido las recomendaciones sociosanitarias, las propuestas de sanción son la excepción. Entonces, si el comportamiento en otras ciudades y comunidades lleva a un repunte en la pandemia (vamos a ver qué sucede cuando se salga a hacer deporte) ¿nos alargarán la pena a todos? Situaciones como esta evidencian que la salida de esta crisis debe adaptarse a cada territorio. Que no nos manden por igual a la casilla de salida.