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Conversación, por videoconferencia, con Joaquim Coello, Guillem López y Alfred Pastor, convocada por el Cercle d Economia de Menorca. Es la trobada virtual de primavera para analizar cuál será la salida de Menorca después de la covid.

Tras constatar que "la temporada está perdida" y la imposibilidad de cumplir todas las instrucciones y ordenanzas para reabrir los hoteles (López Casasnovas), hay coincidencia en reclamar una "administración a la altura de las circunstancias" para afrontar un cambio profundo que aumentará el coste del transporte y porque vendrá un turismo diferente. "Los dos principales activos de Menorca son los menorquines y su paisaje", proclama Alfred Pastor, mientras que Joaquim Coello nos insta a transformar la insularidad en ventaja con el teletrabajo y ser muy imaginativos a la hora de presentar proyectos propios para obtener fondos europeos.

Apelamos, una vez más, a nuestra condición de Reserva de Biosfera, cuando protección se conjuga con el verbo prohibición y la selva normativa ahuyenta a los inversores porque se convierte en un obstáculo insalvable.

Invocamos la colaboración público-privada cuando desapareció, hace años, aquella via menorquina del creixement basada sobre la triple producción del sector primario, la industria manufacturera y el turismo, al que nos incorporamos más tarde. Hoy el PIB de Menorca depende, en más de un 80 por ciento, de los servicios, turísticos naturalmente. Lo constatamos estos días, con hoteles cerrados, el consumo hundido y sin plan piloto.

El sector público es el que ha adquirido mayor peso y dimensión, y las dos empresas de la Isla con más empleados son el IBSalut, que mantiene abiertos todo el año el hospital Mateu Orfila y los centros de salud y la Conselleria de Educación. Menorca no volverá a ser la isla emprendedora mientras no se desmarque de Mallorca, tenga perfil propio y sea mucho más exigente con las administraciones.