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Si el momento que atraviesa Menorca con su principal mercado turístico, el británico, fuera como un estado de Facebook habría que escribir «en una relación complicada». El sector lo aguarda como agua de mayo, el resto de visitantes será difícil que compense ese hueco, pero ahora mismo es el país europeo que menos se equipara a nuestra situación, en lo que se refiere a la evolución del coronavirus que, guste o no, ha pasado a marcarnos la vida.

La última actualización de casos del gobierno británico indica que ayer se produjeron 815 positivos, sumando un total de casi 312.000 contagios notificados durante la pandemia. En Europa solo está Rusia por delante, que tiene más del doble. Rusia precisamente es una de las potencias que por situación epidemiológica se ha caído de la lista de 15 países a los que, a partir del 1 de julio, la Unión Europea abrirá sus fronteras; Estados Unidos tampoco entra en esa lista, que se hará totalmente definitiva hoy.

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Ante esta situación es normal que preocupe la llegada de turismo masivo del país europeo con peores registros –superando a países latinoamericanos con curva de covid al alza que quedan vetados por la UE–, pero nadie puede frenar la presión que ejerce la necesidad económica.

Por eso será del todo necesario que esos controles que mañana asumirá el gobierno central funcionen y lo hagan muy bien. Desconocemos por ahora el personal que estará destacado en el aeropuerto de Menorca, lo que es seguro es que seguirá sin presencia física de profesionales de Sanidad Exterior, que supervisará los controles realizados por Aena con personal de apoyo y sanitario.

La Asociación de Médicos de Sanidad Exterior ha lanzado una advertencia clara, los aeropuertos pequeños con gran afluencia turística como el nuestro no se pueden descuidar, o estaremos jugando a la ruleta rusa.