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La exposición colectiva «Terres llunyanes» se inauguró en la Sala Municipal de Exposiciones El Roser de Ciutadella el pasado 10 de julio y permanecerá abierta hasta el 31 de agosto. El cartel reza que se trata de una exposición de grandes artistas como Marc Jesús, Diana Bustamante, Robert Ferrer i Martorell, Paca Florit, Rafa Forteza, Gabriela Seguí, Florit Nin y Natasha Lebedeva. Se trata de una iniciativa de la Fundación Vicente Ferrer que asegura promocionar el arte como una herramienta de sensibilización y transformación social. Con esta sucinta información ya sabemos dos cosas, que los artistas presentados son ‘grandes’ –no lo dudo--, y que el arte es, cuando menos, una ‘herramienta’ –eina en catalán. Hoy mismo la Fundación Vicente Ferrer tiene un eslogan en internet que nos avisa de que «la pandemia agrava la pobreza» y en vista de las obras expuestas en «Terres llunyanes» queda claro el objetivo de la muestra: poner de relieve la situación de marginación, indigencia, muerte de niños y mayores en las tierras azotadas por el hambre y el coronavirus. En ese sentido, y ante la calidad de los cuadros que se exhiben, la exposición bien vale una visita. Muchas de las obras nos hablan con imágenes de una verdad desgarradora, la muerte omnipresente incluso en el mundo desarrollado por culpa de la pandemia adquiere tintes de atrocidad entre los desheredados del mundo, que son legión. Sí, las imágenes de «Terres llunyanes» cumplen bien el objetivo del arte; nos impactan, nos conmueven y nos admiran. No se trata por una vez de ningún reclamo comercial, son imágenes auténticas, desde los diferentes estilos de los pintores elegidos, y creo que lo de la autenticidad –y aquí también lo de la perfección- es lo mejor que se le puede pedir al arte.

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Diana Bustamante llena su espacio de claridad y suavidad, de sencillez. Robert Ferrer encierra su verdad entre los trazos geométricos que le caracterizan. Paca Florit, pintora y grabadora, demuestra su habilidad incluso para teñir la tristeza de colorido. Rafa Forteza nos transmite la seguridad de su experiencia llena de fuerza plástica. Marc Jesús despliega su habilidad y el gusto por pintar incluso acordándose de los olvidados. Natasha Lebedeva nos presenta todo lo sombrío con meticulosidad y perfección. Florit Nin casi llega a labrar sus figuras impresionantes con gran originalidad. Gabriela Seguí nos emociona con sus figuras perfectas que apuntan directamente al corazón. Ahora entiendo lo de ‘grandes’.