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En la tertulia "Festes i participació després de la pandèmia", organizada por Ara Maó, que acogió la Sínia Costabella, Jordi Orell Villalonga manifestó que las fiestas han "involucionado" en aspectos como el mayor protagonismo de los actos religiosos, un hecho que "se debería replantear desde la izquierda". Opiniones que responden a un intento de negar la evidencia, el origen y la historia de las fiestas menorquinas, y que destilan una voluntad de politización, cuando las celebraciones festivas acogen a todos y no tienen en cuenta colores ni ideologías políticas.

La defensa de nuestra identidad menorquina con la reivindicación de la cultura popular y sus manifestaciones implican el conocimiento y el respeto de las raíces de nuestras fiestas, donde el sentido y el contenido religioso son fundamentales y la Iglesia diocesana desempeña las funciones que le corresponden. Josep Pons Lluch, maestro investigador de las fiestas de Sant Joan, cuyo trabajo ha reconocido Joan F. López Casasnovas, aporta toda la documentación que avala el origen de las fiestas de Ciutadella en la Obraria de Sant Joan y en la romería a la ermita de Sant Joan de Monastrell, Artrutx o de Missa, que se celebra después de la incorporación de Menorca a la Corona de Aragón en 1287.

En Ciutadella no se celebran las festes d'en Joan , sino de Sant Joan en Alaior, las festes d'en Llorenç , sino de Sant Llorenç y en Ferreries, las festes d'en Bartomeu , sino de Sant Bartomeu. Y en Ciutadella que ha mantenido la fidelidad de Sant Joan a su origen religioso y al compromiso con los payeses, lo nuclear no es si la mujer forme parte de sa qualcada, sino los Protocols no escritos, la figura esencial del caixer senyor y que la participación en sa qualcada está reservada a los payeses.

Dispuestos a investigar, hallaremos en los archivos otros actos y expresiones religiosas en las fiestas populares menorquinas.

Tengamos la fiesta en paz.