TW

No está previsto que el conseller balear de Educación, Martí March, comparezca este jueves ante la Comisión de Educación del Parlament como reclamó con carácter urgente el grupo Més per Menorca. La intención es que pudiera explicar qué ha pasado con las incidencias en la matriculación de alumnos de los Ciclos Formativos de Grado Superior.

Noticias relacionadas

A estas horas, muchos jóvenes siguen sin saber qué hicieron mal a la hora de realizar la inscripción, solo saben que no aparecieron en las listas de admitidos, que hoy no comenzarán sus clases con el resto y que solo lo harán si quedan plazas vacantes para cursar los estudios de su elección. Si no sobra ningún hueco ¿quién les resarcirá de ese curso perdido? Sin que nadie responda sobre lo ocurrido, ellos solo podrán tragarse su frustración si finalmente no son admitidos, y ya se buscarán la vida este invierno, como si fuera lo más fácil tras el paisaje desolador que ha dejado la pandemia, que impedirá que muchas familias puedan sufragar que sus hijos salgan a estudiar fuera.

Son muchos los jóvenes que se encuentran en esta situación según el cálculo inicial -solo el instituto Cap de Llevant contabilizó más de cien-, estudiantes que contaban con entrar en los ciclos elegidos, porque completaron los trámites en tiempo y hora y de la forma adecuada, pero han sido víctimas del error telemático. Lo virtual es lo que tiene, no hay nadie con cara y ojos para hacerse cargo de los fallos ni por lo visto ofrecer soluciones, es algo que se ha convertido en demasiado habitual en estos tiempos de pantallas y citas previas. Ante el contratiempo no hubo unidad de criterio en los centros, y Educación optó por completar el proceso y resolverlo al final, ahora los excluidos solo podrán optar a las plazas que queden libres. La incertidumbre es total, se juega con los alumnos y su futuro. Qué suerte que se quiera revalorizar la FP, como repiten en los discursos políticos, no sé qué pasaría de lo contrario, y qué desafortunada manera de promoverla.