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Me quedo un poco intrigado cuando oigo lo de variables en los fichajes de jugadores de fútbol. Resulta que a determinado jugador lo ‘venden’ por cuarenta o cincuenta millones más cinco o diez en variables. ¿De qué va eso? ¿Es que ahora podemos pagar y cobrar las cosas en variables? ¿Diremos ahora cuántas variables ganas tú al mes?

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Tantas variables tienes, tanto vales… El diccionario dice que variable es lo que varía o puede variar. Bueno, todo puede variar en la vida. Como dijo Heráclito, todo fluye, todo está en movimiento y nada dura eternamente. Pero en cuestión de fichajes de fútbol resulta que las variables son condiciones económicas que maquillan el precio final de un traspaso. Es como apostar a un caballo ganador; si el club se clasifica para la Champions, si el club gana la liga el ‘vendedor’ percibirá un tanto por ciento determinado; es decir, aumentará sensiblemente el beneficio que reporta el fichaje. Es una manera de cuadrar presupuestos y convencer a los hinchas de que han realizado una operación favorable, pese a que se hayan gastado una suma de dinero estremecedora. Lamentablemente, esto me hace pensar en los mercados de esclavos de la antigüedad, solo que ahora los esclavos son tan caros que en lugar de cautivos parece que se vendan reyes. Y algo de eso debe de haber, porque ya se sabe que incluso los reyes de otras épocas estaban obligados a casarse por conveniencia y procrear hijos varones entre otros muchos condicionantes que a menudo rozaban la aberración. De donde en todas partes cuecen habas y nunca un tiempo pasado fue mejor.

Otros condicionantes de los contratos de fútbol actuales se expresan con eufemismos no menos vistosos que las variables. Ahí está la cláusula de revisión que poco menos que encadena a un jugador a veces a base de tantos millones de euros como no los veremos nosotros fácilmente en toda nuestra vida. Más palabritas: trueque (te cambio mi caballo por el tuyo), flecos (más circunstancias a tener en cuenta) rumores (habladurías o ilusiones que se hacen los aficionados, a menudo desatadas con toda la intención por los clubes u otros interesados) En fin… Solo por poner un ejemplo: en 2015 cada gol de Cristiano Ronaldo le costó al Madrid medio millón de euros. Y sin embargo fue el Barcelona quien ganó la liga ese año. Pero, como dijo Jesucristo, el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. No creo que ninguno de los ‘grandes’ lo esté. No sé si se da el caso de apedrear con «variables».