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Hace poco se celebró en Ciutadella un concierto de piano en homenaje al pintor Pepe Torrent (José Roberto Torrent Prats) con motivo del trigésimo aniversario de su muerte. El pianista era un joven mallorquín, Magí Garcías, profesor del Conservatori de les Illes Balears y conocido internacionalmente. El programa incluía obras de Beethoven y de Ravel. Pepe Torrent, Fill Il·lustre de Ciutadella, había nacido en 1904 y vivió 86 años, durante los cuales desplegó una fructífera carrera en el mundo de la pintura. Produjo una vasta obra entre dibujos y pinturas y realizó un sinfín de exposiciones; recibió asimismo importantes premios de pintura, como el premio Ciudad de Palma o el Ciudad de Barcelona y ejerció de profesor de dibujo y pintura además de industrial. Era un hombre afable, ingenioso; siempre tenía a mano una ocurrencia -sempre sabía quina l’havia de dir-, pero no era en absoluto sarcástico ni ácido, sino dulcemente amigable. Era, además, el abuelo de otro pintor ilustre, Pepe Torrent Vivó, que desgraciadamente murió en la flor de la edad, cuando sólo había podido dar muestras de lo mucho que se esperaba de él.

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La obra de Torrent, además de numerosísima, tiene la fuerza expresiva, el impacto, el vigor –como quieran llamarlo-- de un gran artista plástico. Sus paisajes se cargan de colorido, pero también de trazos voluntariosos, desafiantes que llaman en seguida la atención y permanecen fijos en la retina como las luces de un faro que nos deslumbra al anochecer. Torrent fue además un gran caricaturista. Pintó muchísimas carotas para las fiestas de Sant Joan, siempre con su toque de humor característico. Obras únicas que hoy se han perdido, despedazadas en el Pla de Sant Joan. Torrent vivió en un tiempo oscuro, entre dos guerras mundiales y una guerra civil, seguida de una postguerra en la que las carencias no daban para comprar mucho arte precisamente. Estuvo pintando en París, que fue en los años del impresionismo y del surrealismo la meca de los pintores, y seguro que habría podido aspirar a mejores puestos en el ranking pictórico mundial de no haber nacido en la pequeña tierra de Menorca, por entonces muy desconectada del mundo y abandonada de la mano de Dios. Su arte entre impresionista y expresionista le llevó a pintar pocas veces la figura humana, pero también en eso habría podido descollar. Una vez le entrevisté y me regaló dos rostros entre apenados y sorprendidos y me dijo tu ets molt fener (Faner) pero yo también sé pintar caras feas.