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La cantidad es negociable, pero nunca inferior a 600 euros. Puede alcanzar los 1.000 euros cuando se incrementan las condiciones de seguridad y la eslora de la embarcación final. Es el precio que cobran las bandas organizadas para un viaje en patera desde Argelia a Balears. El precio de una vida humana.

Un pingüe negocio que se aprovecha de quienes, movidos por la voluntad de mejorar su situación personal y familiar, encontrar trabajo o por desesperación, deciden navegar desde sus países de origen a Balears. Por su proximidad, Eivissa y Mallorca, en este caso el archipiélago de Cabrera, reciben más pateras que Menorca.

Son grupos bien organizados, que cuentan con apoyos en nuestras Islas para controlar y explotar la ruta de la inmigración entre el norte de África y las Islas. Por primera vez la Policía ha detenido a una de estas bandas. Según el inspector jefe de la Policía Nacional Gonzalo Calleja adscrito a la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal (Ucrif) el tráfico de las pateras que desembarcan en Balears está controlado por pequeñas organizaciones independientes entre ellas. Captan a jóvenes, alquilan la embarcación y al menos llevan una persona en cada patera, explica el periodista Víctor Malagón, porque hace falta contar con alguien que tenga conocimientos de navegación.

Destaca Malagón el «efecto llamada» motivado por el cierre de las fronteras, que está originando las actuales cifras récord de pateras en Balears, también en Canarias, donde las autoridades están desbordadas.

Las mafias que se dedican a esta actividad ilícita saben que ahora, por las restricciones para evitar la propagación de la Covid, los inmigrantes quedan en España cuando antes, en uno o dos meses, estaban de vuelta a Argelia. Este año Balears ya ha recibido a más de un millar de migrantes desde las costas africanas. Las buenas condiciones meteorológicas facilitan un negocio desalmado que va en aumento.