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Ya lo entiendo. El gran fallo que tuvimos con la covid-19 es que nos atacó un día entre semana. Si lo hubiese hecho un festivo o en fin de semana, no lo hubiésemos pillado. El ser humano tiene en su sistema defensivo que le hace prácticamente invencible los días como 25 de diciembre, 1 de enero o 6 de enero. Me imagino que debe estar científicamente probado según un estudio de la universidad norteamericana de MeImportaUnPepino, en la que estudiaron los asaltantes del Capitolio, porque si no, no se entiende que en plena pandemia mundial no se vacune porque es ‘festivo’.

La sociedad está atravesando la peor crisis sanitaria que se recuerda en Occidente y somos tan insensatos de anteponer nuestro disfrute al bien común. ¿De verdad es más importante comer turrón que vacunarse para salvar la vida? Llevamos diez meses sumidos en una pandemia que nos asfixia sanitaria, emocional, social y económicamente y reclamando una vacuna para poder hacer vida normal cuanto antes. Y ahora que la tenemos, «esperamos a día 4 que este 2021 el inicio de año ha caído en fin de semana y toca puente largo».

Cada vez tengo más claro que se ha invertido mucho en la vacuna de la covid y no se ha invertido lo suficiente en la vacuna de la estupidez. Vacilarle así a los más de 50.000 muertos (son más, muchos más) no responde sino a al carácter de una sociedad que ni se toma ni se tomará enserio este tema. Preferimos irnos de cañas a actuar responsablemente.

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Aquí, en Menorca, la mayor parte de los casos se han disparado por imprudencia. Por irresponsabilidad. Porque no hay empatía. Porque somos incapaces de mirar más allá de nuestro ombligo. Porque somos idiotas. Y también ‘idiotos’. Porque tenemos un máster y un doctorado por la misma universidad de antes, en hacer lo que nos sale de los vuelos, en lo que no se puede hacer. Y hacerlo rematadamente mal.

¿Por qué? Porque hay impunidad. No ha habido nadie capaz de tomarse en serio el hecho de castigar la irresponsabilidad. Hay muy pocas personas que hayan estado a la altura de las circunstancias. No hablo solo de cargos y cargas públicas. Hablo de todos. Nos lo hemos pasado todo por el forro, y ahora empiezan, de nuevo, unas semanas que serán muy duras. Y en las que morirán más personas.

Y miraremos hacia muchos lados buscando culpables, cuando en el mayor de los casos –no todos- es el imbécil que te sostiene la mirada cuando miras en el espejo. Y para eso todavía no hay vacuna que lo trate ni lo cure.

dgelabertpetrus@gmail.com