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5-II-21 Viernes

Desde que tengo uso de voto (el de razón me sobrevendría un poco antes, leyendo y viajando), he venido defendiendo la política y a los políticos, convencido desde los tiempos universitarios que cualquier cosa (incluido un cierto aburrimiento democrático, sin sobresaltos), era mejor que lo que estábamos viviendo, con grises irrumpiendo en nuestras asambleas y aporreándonos en las manifestaciones. Ahora, hecho ya un ser vulnerable, rememoro aquellos tiempos y recuerdo la emoción de la primera penetración (en las urnas), la fascinación por aquellos políticos de verbo brillante que estaban construyendo una democracia homologable a las de aquella Europa que era (y sigue siendo) nuestro desiderátum. Era tal mi entusiasmo que llegué a la osadía de pronunciar en el Ayuntamiento una conferencia titulada «Elogio de la política» con motivo del veinte aniversario de los ayuntamientos democráticos…

¿Sería capaz hoy de pronunciar en público semejantes ditirambos? La verdad es que, escuchando ayer a Sánchez y Casado en el Congreso intercambiar ocurrencias y eslóganes en lugar de argumentos, incapaces de ponerse de acuerdo ni siquiera en el reparto de los fondos europeos apetece poco, pero sí, vista la alternativa, creo que podría elogiar de nuevo a la política, pero a otra política, la del arte de lo posible, no la del vuelo gallináceo, y ya no sé si existe.

9-II-21 Sábado

El periodista anglo-español John Carlin le preguntaba en plena campaña a un intelectual norteamericano que se disponía a votar a Trump, siendo un hombre educado y un fino erudito, cómo podía tener tan mal gusto. «No se lo discuto -contestaba mientras llenaban sus copas con un vino de Ribera del Duero-, pero hay algo más importante en juego que la deleznable personalidad de Trump. Cuando cruzo el país veo rabia, mucha rabia por el secuestro de nuestros valores por las élites, y me refiero, por ejemplo, a las nuevas ortodoxias liberales sobre la libertad de los niños a elegir de qué sexo van a ser…»

Tengo que reconocer que cuando me hablan de los proyectos del Ministerio de Igualdad sobre el asunto, me entran ganas de invadir el Congreso…

10-II-21 Domingo

Día frío y encapotado, sin tentaciones de salir a pasear, no hay mal que por bien no venga… Cuando constato el poderío vacunador británico y lo comparo con el de la Unión Europea, pienso en las certezas evanescentes de nuestro mundo pandémico. Por ejemplo, el Brexit, del que quien más quien menos hemos renegado en alguna ocasión, y bueno, de momento nos atiza la primera en toda la frente en esa Europa tan idealizada como burocratizada…

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Me masajeo las sienes en busca de alguna certeza que se mantenga en pie. A ver:

- Sigo creyendo que una democracia tranquila y aburrida es mejor que una trompicada (trumpificada). Y prefiero mil veces a un político tan aburrido como Salvador Illa que a Pablo Iglesias o la señora Ayuso, dos provocadores de manual, seguidos muy de cerca por la señora Laura Borrás, que lo quiere volver a hacer…

- Creo que es sumamente inquietante que un chico de dieciséis años pueda decidir su sexo motu proprio sin intervención de médicos ni psicólogos.

- Sigo creyendo que la fórmula bilingüe es la más integradora para nuestra ciudad de Mahón / Maó, diga lo que diga el Estatut. No está hecho el ciudadano para la ley, sino la ley para el ciudadano, y cabe cierto margen de interpretación si hay voluntad política de conllevancia…

10-II-21 Martes

Hoy comparece Borrell en el Parlamento Europeo para explicar su paperot del otro día en Moscú, adonde fue de visita oficial como Alto Comisionado Español para, entre otras cosas leerles la cartilla a los rusos por lo del asunto del opositor Navalny, juzgado y encarcelado… «Al igual que los políticos catalanes presos» le replicaron con saña al diplomático(?) español, ignorante del Nuevo Testamento: Quien esté libre de pecado…

…Y Donald Iglesias añadiendo leña al fuego, mientras el Donald genuino se enfrenta a partir de hoy a otro impeachment, cuyo único interés es si se va a poder evitar que el magnate pirómano pueda volver a presentarse dentro de cuatro años. Donde esté un Biden carroza y aburrido, pero sensato…

11-II-21 Miércoles

Bajo a la city en pleno fosquet y me sumerjo en la desolación. Escasos transeúntes, tiendas cerradas, miradas huidizas. Me gusta más bajar por las mañanas, pero el propósito es echarle una ojeada a la exposición fotográfica del amigo y compañero de aventuras periodísticas Javier «Dolfo» en Sant Antoni, cincuenta años de vida menorquina, precisamente los de la irrupción democrática, con sus mesas redondas y mítines de cuando éramos jóvenes, pero también de estampas ciudadanas como esos autobuses varados en una estrecha calle de Es Mercadal o esas majorettes suecas que trajera a Mahón el inolvidable alcalde Rafael Timoner… ¡Suecas, Dios mío!