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Formo parte de un selecto grupo de Whatsapp que tiene súper poderes. En teoría no debería decirlo y guardar el secreto, porque ya sabes amigo lector, que «un gran poder conlleva una gran responsabilidad», pero me permito la licencia, a pesar de que corro peligro de que algún súper villano quiera secuestrarme y usar estos poderes para trastocar el mundo. Y no es cualquier poder, ojo. Tenemos, en ese grupo, la capacidad de predecir lo que no va a pasar en el futuro.

Ya, te sonará a chiste, pero de momento nos avalan unos cuantos resultados deportivos. Te explico cómo funciona, alguno del grupo dice, por ejemplo, «este partido lo va a ganar este equipo fácil» y el poder entra en acción para que milagrosamente ocurra todo lo contrario.

No es fácil controlar ni este ni otros súper poderes, muchas veces no sabes qué puede pasar, y no solo no gana el equipo que pensábamos, sino que se acaba lesionando su mejor jugador o algo por el estilo. Evidentemente no tenemos un acierto absoluto en nuestras no predicciones, pero sí que podemos presumir de unos cuantos casos de éxito notables.

El último, estar convencidos de que, ni por asombro, el Barça iba a remontar la eliminatoria de la Copa del Rey. De nada, culés. Lo mejor de ese grupo es que nos vacilamos con el súper poder porque unos días lo tiene uno y otros días lo tiene el otro, pero la tónica derrotista suele ser siempre la misma.

El grupo se llama You’ll Never Walk Alone en honor a una de nuestras obras maestras, la sonada eliminación del Barça ante el Liverpool de hace unos años. Estábamos tan convencidos de que el Barça iba a eliminar fácil y sin despeinarse al equipo inglés que sucedieron una serie de acontecimientos que atribuimos a nuestro don especial. ¿Recuerdas ese córner? Seguro que ahora me entiendes más claro.

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El problema es que la responsabilidad de tener semejante poder en nuestras manos nos obliga a actuar con cautela y no intentar aplicarlo en otras facetas cotidianas.

Por eso el terror me invadió el otro día cuando escuché las declaraciones de Fernando Simón en las que decía que solamente teníamos que «tener un poco de paciencia porque la pandemia acabaría en un mes o mes y medio». El mismo que predijo que la incidencia de la covid-19 en España no iría más allá de «algún caso diagnosticado».

Si Simón ha dicho que solo nos queda un mes de pandemia, yo me iría preparando para un apocalipsis zombie, un tsunami destructivo o un asteroide apocalíptico. O todo a la vez y al cuadrado elevado a la enésima potencia.

Quizás deberíamos nombrar a Simón presidente de honor de nuestro grupo de Whatsapp. Y si no te crees lo del súper poder, espera a ver lo del Barça y el Paris Saint Germain.

dgelabertpetrus@gmail.com