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21-V-21 Viernes

Escucho por la radio matutina que el señor Casado, líder de la oposición, sabía desde hacía tiempo lo que se preparaba en la frontera de Ceuta y se había entrevistado con mandatarios marroquíes. La conclusión que extrae el señor García Egea, vicesecretario del partido, es que de haber sido el señor Casado presidente de Gobierno, esta crisis no hubiera acaecido ya que el líder opositor es un experto en cómo hay que tratar con EEUU y Marruecos (se lo escucho más tarde al propio Casado: «Soy un experto en estos asuntos»). Fanfarrias aparte, si sabía lo que iba a ocurrir, ¿no se le pasó por la cabeza comunicárselo al Gobierno? ¿No hubiera sido lo leal y constructivo?

Todavía conmocionado por la revelación de la inigualable maestría del señor Casado en política internacional (detrás de ello tiene que haber mucho master), vuelvo al problema que subyace bajo la crisis inmigratoria de Ceuta, el conflicto palestino-israelí y la insólita intervención del señor Trump cinco minutos antes de abandonar el poder, reconociendo la soberanía de Marruecos en el Sahara occidental, como antes había reconocido la capitalidad israelí de Jerusalén, los asentamientos en Cisjordania y casi la obligatoriedad de los tirabuzones y el kipá en toda Palestina. Como muy bien debe de saber el señor Casado, el reconocimiento de Trump a Marruecos está en el origen todo este berenjenal o tarajal. Y seguramente por eso no llama Biden a nuestro amado líder (copyright Nacho M. Rejas): Israel es innegociable para los americanos, mande quien mande.

22-V-21 Sábado

Las imágenes del bebé sostenido fuera del agua por el guardia civil, y la de Luna, la joven cooperante de Cruz Roja, abrazando con sobrecogedora ternura a un muchacho senegalés exhausto y aterido, me han hecho sentir orgullo de país. Pero el abrazo del Tarajal no ha gustado nada a la «periodista» Cristina Seguí quien ha vomitado en Twiter sobre «la decadencia moral buenista» de Luna, mientras acusa al desvalido senegalés, «de aprovecharse de la turgencia de los senos de la chica». Tal cual. A la infinita mezquindad de la tal Cristina se sumó rápidamente el periodista y diputado europeo por Vox, Herman Tertsch quien tuitea que «Él (el asustado inmigrante) es un abusador y ella (la cooperante), una idiota». Del orgullo de país a la vergüenza ciudadana. ¡Qué tropa!

23-V-21 Domingo

Mi tercer equipo favorito (tras el Barça y el Real Zaragoza) gana la Liga y lo celebro con un profundo suspiro de alivio. Se lo merecían.

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Sube el Ibiza a 2ª División y me invade una profunda melancolía. Lo que pudo ser y no fue en mi ciudad, lo han logrado los ibicencos. Enhorabuena y sana envidia. Soñé y luché por conseguirlo con el Sporting Mahonés (casi me parten la cara en algún campo mallorquín), pero acabó por imponerse el aldeanismo de los viejos colores y dije adiós a todo eso. Nunca he vuelto a un terreno de juego de las islas.

24-V-21 Lunes

Lluvia de abril a finales de mayo. Mi ordenador juega conmigo al escondite con los textos. El dietario va y viene. Me hace la guitza, hubiera dicho mi madre. Lo dejo en casa de mi informático de cabecera, que me pregunta por los síntomas y me quedo in albis: ¿word?, ¿password?, ¿software? ¿arrobas? No entiendo de neo lenguas, pregúntale a mi mujer, majo, pero que ese demoníaco artilugio deje de jugar con mis profundas y sesudas reflexiones. Please.

26-V-21 Miércoles

Aunque soy consciente de que la primera obligación de un articulista es meterse con el Gobierno, considero que esta labor ya está sobradamente cubierta en estas páginas, con más o menos saña. Así que, por una vez y sin que sirva de precedente, como se decía también en el tardofranquismo, continuaré con las andanzas de la leal (?) oposición, obsesionada en torpedear cualquier iniciativa del Gobierno y su contraria. Ni los fondos europeos, ni la pandemia, ni la crisis ceutí le hace conceder una tregua (de Estado). Cuanto peor, mejor.

Escribía Iñigo Domínguez el domingo en «El País»: «Todos vimos sobrecogidos las imágenes, bebés flotando en el mar, tiarrones llorando en la playa». Se podían decir muchas cosas, pero los líderes de la derecha optaron por el tremendismo. Pablo Casado: «El Gobierno tiene que actuar para preservar la soberanía nacional en una ciudad española como Ceuta…». Como era de esperar, Vox fue más lejos en boca de Espinosa de los Monteros: «España está siendo atacada, con un propósito muy claro: invadirla»…

¿Pero de verdad es lo primero que piensan esos presuntos líderes ante el desastre humanitario de niños arrojados al mar por un país despótico? ¿En la ‘sagrada’ unidad de la Patria? ¿Y qué se ha hecho de la compasión cristiana y de los valores europeos? Aunque, claro, igual para ellos son antiguallas, propias deprogres buenistas’Y agárrense que vienen curvas: ¡Los indultos!