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No voy un solo día a tirar la basura sin que se detenga un coche o una moto y me pregunten: «¿Oiga, por favor, dónde está Cala en Brut?». Ahora ya, cuando un vehículo se para junto a mí, digo, directamente: «Ciento cincuenta metros; hay una bajada pública a la derecha». Entonces me dicen: «¿Se refiere a Cala en Brut?». «Pues, claro». «Oiga», añaden entonces, «¿hay restaurantes?». «No, los restaurantes están en la calle principal de la urbanización». «¿Se come bien?». «¡Hombre!...». «¿Cubre?». «Claro que cubre, no hay arena, excepto una pequeñísima playa». «¿Hay plataformas para tirarse?». «Muchas». Si bajamos a Cala en Brut no encontraremos un palmo de terreno libre. Me figuro que no se puede guardar la distancia prudencial para prevenir el Coronavirus. Si nos preguntamos por qué ese auge de Cala en Brut, basta con abrir Google y encontramos estos titulares: «Cala en Brut. Una de las calas más abruptas de Menorca», «Plataformas de Cala en Brut, Menorca diferente», «Cala en Brut, una de las mejores calas de rocas de Menorca», «La mejor cala cerca de Ciutadella (Cala en Brut) Blog de viajes», etcétera. Sin embargo creo que la cala se llama Brut (sucio) porque cuando sopla viento del sur se llena de porquería de la que echamos en el mar, y supongo que también de medusas. Ahora, eso sí, cuando sopla viento del norte, que es el más persistente en la Isla, Cala en Brut puede ser una verdadera piscina natural, con un fondo de arena blanca que da gusto contemplar.

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En los años cincuenta, antes de que empezara el goteo de visitantes que ahora es un chorro masivo, Cala en Brut era prácticamente inaccesible por tierra. Había que pasar por un predio particular, con permiso del señor, llegar a Cala en Blanes y aventurarse por la costa hasta llegar a esta cala rocosa que con la urbanización de los años sesenta se llenó de plataformas de cemento. Desde ahí se puede uno zambullir en el mar a gusto. Está lo suficientemente profundo como para garantizar la seguridad al bañista más bisoño. Hasta entonces, la gente solía bañarse en la Playa Grande, todavía más cerca de la ciudad. Era también una cala con plataformas naturales a las que uno podía subir por escalones labrados en la roca. Se llamaban «ets escalons» y delante había una peña más alta llamada «Es bitlo». Un soldado se tiró una vez de «Es bitlo» y se abrió la cabeza. Había poca profundidad. Un sábado alguien se tiró completamente enjabonado, creyendo ahorrarse la ducha, pero salió con jabón y todo.