TW

La España Vacía se    ha constituido en movimiento y en su tercera asamblea general ha decidido participar en las elecciones. Teruel Existe, que forma parte de esta corriente de ciudadanos abandonados, ha marcado el camino de tener voz donde se toman las decisiones.

Visto con escepticismo, otro payaso se incorpora al espectáculo político, pero analizado desde el cálculo de posibilidades, la atomización creciente de opciones    con representación en las instituciones y la influencia decisiva de los intereses regionales en la formación de las mayorías, la apuesta no está mal tirada. El nexo de unión es potente, pero no será fácil.

Noticias relacionadas

Hay una aparente contradicción, si    hablamos de territorios vaciados faltarán los votos necesarios en las urnas, pero la única ventaja de la ley electoral, que tanto ha beneficiado a las comunidades más pobladas para convertirlas en árbitros de la política nacional, es que garantiza un mínimo de dos diputados por provincia. Y ya hemos aprendido que uno solo puede ser decisivo para decantar la balanza.             

Los escaños que obtuvieren irán en detrimento de las dos grandes fuerzas, que han ido perdiendo jirones a medida que se han alejado de esas tierras a las que han abandonado por falta de nutriente electoral para centrarse en las grandes capitales y en los territorios con más granero de votos. Los nuevos partidos les han arrebatado parte de la mies y ahora aparecen los trabajadores de esa tierra para decidir el reparto de la cosecha.   

Si    aquí la insularidad es un problema y se bonifican los billetes aéreos al 75 por ciento, en el vasto territorio peninsular el problema es la dispersión, que impide encontrar médico u hospital, oficina bancaria o ferretería en muchos kilómetros a la redonda. Cada día desaparecen centros de salud porque no queda gente a la que atender.