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La intimidad se ha ido reduciendo con las redes sociales, muchas veces el exhibirse es voluntario pero en otras, como es el caso que se ha conocido de la comercialización de vídeos grabados en playas menorquinas, es una vulneración de derechos. En muchos rincones de la costa el nudismo o el topless son actividades que se pueden practicar y son habituales.

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Lo mejor es que, a diferencia de otros lugares, la tolerancia que se da aquí entre las personas que deciden prescindir de parte o todo su traje de baño y aquellas que lo utilizan es absoluta, rayando en la total impasibilidad. Vive y deja vivir, es el lema no escrito pero respetado, para todo tipo de cuerpos y edades. Ahora bien, una cosa es mostrarse en una pequeña parcela de playa y otra muy distinta que lo graben y difundan por todos los rincones del planeta, sin consentimiento, y que encima hagan negocio con ello. Los ‘paseos por las mejores playas’, un epígrafe aparentemente inocente o promocional, se ha descubierto que es material para mirones, que antes se escondían tras arbustos y ahora lo hacen tras el móvil o el ordenador. Se nos está robando la tranquilidad en cualquier sitio, no se sabe hacia dónde puede estar apuntando una diminuta cámara del teléfono, si captura un paisaje, pechos, genitales o niños desnudos que corretean en la orilla, que después pasarán a ser de consumo masivo, y de ahí a tener una tremenda desconfianza hacia el vecino de    toalla o tumbona hay un paso.

La sensación es de desprotección, la propia Policía Nacional admite que se ponen pocas denuncias por este tipo de prácticas, cuya ilegalidad reside en la distribución de las imágenes. Como siempre internet es un laberinto donde parece imposible hacer valer tus derechos, sobre todo porque muchos afectados ni siquiera serán conscientes de protagonizar las grabaciones. Si lo son, es importante insistir en que denuncien a la Agencia de Protección de Datos, para que al menos el contenido sea retirado de las plataformas digitales. Que las miradas enfermizas no lleven a la autocensura ni socaven la libertad.