TW

La noche no nos la deja ver, pero la luz existe. Los creyentes confían en la luz aunque sea noche oscura. La sociedad actual ve cómo las fiestas y celebraciones van cambiando a medida que la pluralidad aumenta y el mundo se hace global y heterogéneo. Celebramos fiestas importadas como Halloween y las tradicionales se ven presionadas para adaptarse a usos y costumbres actuales. Hay opciones diferentes, propias de una sociedad libre, tolerante, abierta. Pero existe el riesgo de olvidar las raíces y la historia que nos ha llevado hasta aquí. No podemos empezar de cero. O podemos, pero no es muy inteligente. Cuando cambiamos valores y creencias, el resto de nuestra vida se transforma a la vez. Nuestra conducta sufre modificaciones. Nos comportamos de acuerdo con nuevas prioridades, modas, preferencias y necesidades de consumo.

Noticias relacionadas

La Navidad es la celebración de un nacimiento humilde, concreto. De un niño que al crecer confió a sus discípulos un mensaje que iban a seguir millones de personas en todo el planeta. Dijo ser el Hijo de Dios y lo mataron. Nos dejó un mandamiento nuevo: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado». Si pensamos en lo que hemos hecho desde entonces y hoy en día, debemos admitir que no somos obedientes a su mandato. Preferimos las luchas encarnizadas por el poder. Enfrentarnos al prójimo por montones de cosas. Por eso, por nuestras pulsiones humanas y de conquista, su reino no es de este mundo.