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Una viñeta reciente de los humoristas gráficos Idígoras y Pachi representa muy bien lo que siente parte de la población mayor con la reestructuración de los bancos y el avance implacable de lo digital. En el dibujo una pareja de ancianos con antifaces y cachavas en alto protagonizan un atraco peculiar: «¡No entendemos la app, el cajero es muy complicado, lo hemos intentado todo, así que es la única solución! ¡Dame mi pasta!», gritan al empleado con las manos en alto. El cierre de sucursales es un problema también en Menorca. El goteo de oficinas que han echado la persiana, de distintas entidades, ha sido constante en la Isla, se ha pasado de un centenar a poco más de sesenta en aproximadamente una década, y la pandemia ha sido la estocada final al efectivo –antes era impensable pagar un café con tarjeta–, y la ventanilla. La concentración y la apuesta por la banca on line deja por el camino a mucha gente, esa es la desesperación que con humor transmite la certera viñeta del dibujante. Abuelos con ganas de asaltar una sucursal para que les den sus pensiones, sus ahorros. Se representan a ellos mismos, hartos del ninguneo, pero su voz creo que va más allá de la edad, no se puede arrollar a la gente y dejarla sin atención presencial cuando manejas su dinero, y eso se puede extrapolar a los servicios públicos que también pagamos entre todos.

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Y esto no acaba aquí, se avecinan cambios profundos, hasta la desaparición física del vil metal tal y como lo conocemos, en monedas y billetes, Suecia ya estudia crear su criptomeda nacional, está a la vuelta de la esquina, mientras parte de la población se va quedando cada vez más descolgada de la tecnología. Por eso creo que todos somos un poco Carlos San Juan, médico retirado, septuagenario, que ha armado una campaña para que la banca no se olvide de sus derechos y que lleva más de 600.000 firmas recogidas en la plataforma Change.org y sigue sumando. Su objetivo es entregarlas al Ministerio de Economía, a ver si allí escuchan su eslogan, que no puede ser más claro, «soy mayor, no idiota».