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Entre los muchos memes humorísticos que circulan por las redes sociales a propósito del inexplicable proceso autodestructivo que sigue el Partido Popular, hay uno cruelmente certero para quienes son objeto de mofa en el chiste visual.

Aparecen en una imagen los cuatro líderes de los principales partidos que concurrieron a las últimas elecciones generales, es decir, de izquierda a derecha, Pablo Casado, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias, en uno de los últimos debates que protagonizaron en televisión antes de la jornada electoral. Quizás se trate de un encuadre interesado para dar fuerza al mensaje gracioso, pero quien no sale en la foto es Santiago Abascal, que como Sánchez, ha visto desfilar los cadáveres de sus adversarios frente a su escaño.

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La omisión del presidente de Vox no es baladí porque se trata del único que aguanta la fuerza del sanchismo que domina esta legislatura a fuerza de acuerdos con quien le convenga sin importarle el coste.

Rivera dimitió tras su estrepitoso fracaso en esos comicios. Pablo Iglesias se fue siendo vicepresidente del Gobierno quizás antes de que lo echaran con la idea de recuperar la popularidad perdida irrumpiendo en las elecciones a la Comunidad de Madrid. Ahí el de Podemos se dio de bruces con la realidad de su descrédito. Y Pablo Casado, el sucesor de Rajoy que iba a regenerar el partido y alejarlo del halo corrupto que le perseguía ha acabado siendo víctima de sus devaneos, de las horrorosas batallas intestinas de la formación y de un pulso final a Ayuso para poner el partido en su contra, más alejado que nunca del asalto al poder.

«Y parecía tonto» reza el texto del meme en el que los otrora líderes aparecen tachados con una equis mientras Pedro Sánchez sale impoluto, limpio. Podrá parecerlo pero no lo es, está claro, y los demás le hacen todavía más listo y despejan el camino para su reelección.