TW

Leo la esquela en el periódico, que un día fue tu casa, y ese mensaje escueto deja constancia de lo que el domingo tu hija, entre lágrimas, me comunicó y no podía creer ni asimilar. Te has ido Hini. Ya no volveré a escuchar tus palabras con ese deje mexicano, suavizado por los años lejos de tu tierra, que sin embargo llevabas siempre dentro, en tu carácter y en tu corazón. Eras una mujer valiente, y los valientes parece que siempre van a estar ahí, para servirnos de apoyo, tener a mano un consejo, o una frase en el momento justo, con esa fina ironía que tan bien manejabas para arrancarme una sonrisa. Hini Llaguno llegó a «Es Diari» para encargarse de una sección, nuestras páginas dedicadas a América Latina, en un momento en el que el colectivo de personas llegadas de aquellos países crecía en Menorca, y se creyó conveniente darles voz.

Noticias relacionadas

Después una crisis obligó a reestructurar y desaparecieron, pero es justo recordar en este espacio el trabajo que realizó. Eso nos permitió conocernos, y los hilos invisibles que misteriosamente seleccionan a las personas que forman parte de tu vida y tejen una amistad ya se habían tendido entre nosotras, e iban más allá del compañerismo existente en la Redacción. Y vinieron años divertidos, de cantar «las mañanitas» por los cumpleaños, de descubrirme tu cultura, de compartir preocupaciones y confidencias, de placeres culinarios, literarios y musicales, porque eras una persona inquieta, gran conversadora, que daba opiniones certeras, me gustaran o no, y que acumulaba experiencias. Tu adiós prematuro es un golpe, y nos recuerda, como siempre, la fragilidad de la propia existencia, la importancia del tiempo que dedicamos a quienes queremos, que ahora se me antoja tan insuficiente, entre las prisas y urgencias del día a día. Creyente como eras, deberías estar en un lugar mejor. Para quienes creemos que la primera inmortalidad es el recuerdo, seguirás con nosotros.