TW

Si Ports de les Illes, el organismo gestor del puerto de Fornells, necesita un edificio para oficinas, tiene, como ha tenido siempre, la Casa del Contramaestre, que con buen criterio de integración ya fue construido en el entorno portuario sin causar impacto.

Si, por las circunstancias, devino en desuso y ha sido aprovechado como espacio cultural y ahora fa vessa reconvertirlo a su función original,Ports tiene a su disposición para uso burocrático, cantina y otros servicios las casas de primera línea, las que disfrutaron, entre otros, la familia Millet, que ahora han vuelto a la administración portuaria.

El concurso de restaurante para adecentar el lugar y sacar un rendimiento económico ha resultado baldío, una premonición de que no era la idea adecuada.

Ports ha seguido en sus trece y contra viento y marea -qué bien viene a veces el refranero- ha levantado el muro en Es Pla. Me río del impacto que causaba el restaurante del mismo nombre, y que bajo ese argumento quiso cargarse ya Ramon Orfila en cuando llegó a la Alcaldía de Es Mercadal, comparado con el mamotreto de hormigón que han construido. El restaurante fatalmente autodestruido fue al menos uno de los principales reclamos de Fornells durante medio siglo.

El edificio de marras llega además en un contexto de sensibilidad ante el cambio climático. La ministra de la cosa presentó aquí el viernes pasado la «Estrategia de protección de la costa de Balears considerando el cambio climático» que, entre otras medidas, habla de eliminar infraestructuras del litoral como la que aquí acaban de erigir, lo que parece una incoherencia flagrante.

Decía Spinoza -ciertamente en un sentido más amplio- que «todo lo que es contra la naturaleza lo es contra la razón y lo que es contra razón es absurdo y por lo mismo también debe ser rechazado». En vez de escucharle, se cargan la filosofía de los planes escolares.