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Hay casualidades que parecen hechas por quien no da puntada sin hilo. Feijóo acaba de estrenarse como el más idóneo entre los idóneos para sacar al PP del lodazal en que se ha metido solito sin que nadie le empujara. Acertó Feijóo al salirse por la tangente cuando dijo que de los «errores del pasado» había que aprender. Tiene usted razón ya que sin el pasado no tendríamos memoria histórica. Menos mal que no habló usted «en diferido» diciendo esa solemne idiotez que los que hicieron las cosas mal ya no están en el partido. Tampoco está la pareja de la manzana pero todos nacemos con el estigma de haber desobedecido a Dios y mira tú que ya ha llovido. De las herencias también se heredan las deudas. Por tercera vez el PP es encontrado culpable en el tediosos e inacabable caso Gürtel. Una culpabilidad cuya sanción ya no puede ser más laxa para un partido como el suyo, prácticamente simbólica cuando debería de ser ejemplarizante. A un pobre jornalero, pongo por caso, que ha puesto o dejado de poner un simple dato equivocado en la declaración de hacienda, le mandan una carta amenazándole, incluso de embargo.

El PP… su PP, señor Feijóo, ha estado chapoteando en las putrefactas aguas del lodazal de la corrupción sistemática. El dinero, señor Núñez Feijóo, hace que algunos se pongan «lamberones». En la demografía de la corrupción podemos encontrar algunos que se han cubierto bien el riñón pero no por haber robado cuatro euros, hasta los hay que según su santa madre podían asar una vaca con los billetes de 500 euros que habían choriceado. Un día, a uno que sabía de peras, le oí decir que las peras había que cogerlas cuando el peral las tiene. Un recordado socialista acertó a decir: «hay que elegir a los mejores y luego vigilarlos como si fueran los peores». Magnífica advertencia, solo que a la presente nunca ha calado entre la familia de los políticos y sus vecinos, y por ello así nos va.

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Volviendo a la sentencia que por tercera vez la Audiencia Nacional condena al PP, debería el señor Feijóo enmarcarla y colgarla en el despacho al lado de la desplumada gaviota. La nueva sentencia de la sala de lo penal impone al PP el pago de 204.198 euros como partícipe a título lucrativo de los negocios de la red en Boadilla del Monte (Madrid). Dice Núñez Feijóo que «no le preocupan hechos de hace veinte años». A la ley tampoco parece preocuparle el dictar ahora una sentencia de hechos ocurridos hace 20 años como usted puede ver. Aparte parece una tomadura de pelo que a los dirigentes del PP nunca ha parecido haberles preocupado demasiado los hechos de la corrupción cometidos por el partido. Señor Feijóo, déjeme decirle que se equivoca usted porque alguna de aquellas vergonzosas corruptelas que ayudaban a financiar las campañas electorales de su partido, resulta que están saliendo ahora las sentencias. Pero le digo más, ¿sabe usted que la Audiencia Nacional tiene pendientes tres juicios sobre la red corrupta que se lucraba sin atisbo de vergüenza con la impunidad que le permitía aquel para olvidar momento político?

De momento, el coste de la gigantesca trama corrupta, ya ha señalado nada más y nada menos que a 81 penados con cárcel. «Del pasado del partido no se reniega, se aprende». Esa frase es como un vómito de sinceridad que le honra, no la estropee ahora usted, no me salga arrojando la mierda por la borda del barco que pilota. Usted soltó esa varada de sinceridad. Ojalá encuentre un sitio en la hemeroteca de su partido donde colocarla y todo le irá mucho mejor. Acuérdese de aquellos inútiles que acaban creyéndose que en política todo vale y que robar no está penado. No deje usted tan pronto que la herencia de corruptelas de su partido le doble el brazo. Tiene ante sí la oportunidad de corregir el rumbo. Usted es gallego, sabe lo que es una mala mar y su barco va mal calafateado, que va navegando entre abrollos, aunque también creo que sabía usted donde se metía. Ojalá que consiga enderezar la nave por el bien de esta vieja tierra, aunque permita que le diga que no va a ser una singladura fácil.