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¿Cómo están queridos lectores? Espero que estén bien y que se mantengan lo más lejos posible de los algoritmos, si eso es posible. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, uno de los más leídos del mundo, nos suelta la siguiente perla en su libro «No-cosas» (Taurus 2021): «En el mundo controlado por los algoritmos el ser humano va perdiendo su capacidad de obrar por sí mismo, su autonomía». Vamos, que nos estamos volviendo idiotas del todo. Nos creemos libres, nos creemos consumidores responsables e informados, pero luego dejamos que nuestro Smartphone nos diga los pasos que tenemos que caminar, el recorrido que hay que hacer para llegar a cualquier sitio, lo que tenemos que comprar, las series que tenemos que ver, y lo más chungo, lo que tenemos que pensar. Toma paradoja de las gordas, cuantos más seguidores acumulas en las redes sociales, menos amigos tienes. Ahora vas y te marcas un baile chorra en TikTok para celebrarlo.

Nuestro pensamiento crítico, nuestra capacidad de diálogo, nuestras reflexiones, se las están comiendo los algoritmos, igual que a la ciudad de Dubai se la está comiendo la arena del desierto. Sorpresa, la ciudad donde se refugian reyes ladrones y mafiosos de todo tipo, amparados y protegidos por unos jeques tiranos que se pasan por el forro de la chilaba los derechos humanos, está siendo engullida por el desierto. Ni toda la pasta del mundo les va a salvar de su desaparición, de hecho ya intentaron, hace unos cuantos años, plantar un millón de árboles para parar la desertización y adivinen qué, no les queda ni uno vivo. Lo que para algunos se ha convertido en un éxito del sistema neoliberal, no es más que un lujoso parque de atracciones para ricachones, el símbolo de la decadencia de ese demoniaco sistema de explotación. Pero qué más da, es tan guay poder esquiar en un centro comercial de lujo en pleno desierto donde fuera las temperaturas alcanzan los 42 grados.

Que levante la mano todo aquel que sale de casa sin su teléfono    móvil, pocos brazos levantados, los míos desde luego no. Es flipante como nos ha esclavizado el puñetero aparatito. Me pierdo en toda esa mierda del espionaje Pegasus, también les digo que me pierdo porque me interesa entre poco y nada, que los gobiernos, y los lobbies mafiosos que les sustentan, están podridos hasta los cimientos dejó de ser noticia desde mucho antes de que Platón publicara «La República». Ahora, me parece que tiran la pasta invirtiendo en espionaje, si ya nos exponemos nosotros solitos sin que nadie, aparentemente, nos diga nada. Si le quitamos a Internet las fotos de gatitos, la de pies en la playa, las noticias del tiempo, los selfies, los millones de fakes y memes que circulan y todo el porno, nos cabria en un pendrive diminuto.

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Vale, pido disculpas por enésima vez, no me quiero poner espeso cual puré de guisantes con patatas y cemento cola, pero como mi habilidad al teclado tampoco da para más, muchas veces no puedo evitarlo. Sinceramente les digo que la mayoría de artículos son reflexiones que hago en voz alta, porque    hay un montón de cosas que no tengo nada claras, y el hecho de compartirlo con ustedes me ayuda, por ejemplo, a desengancharme del móvil.

Quizás debería dedicarme a escribir sobre cervezas, que es lo que de verdad me apasiona, pero con el auge actual de los nuevos nazis y de su maldad ideológica y humana, me da no sé qué, renunciar definitivamente a estos 3500 caracteres. Ya ven, más honesto con ustedes no puedo ser. Feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com