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¿Cómo va la vida queridos lectores? Espero que les trate mejor que un bebé a sus pañales. Sea como fuere, les diré que, en mi modesta e irrelevante opinión, ningún coaching nos va a ayudar para que la cosa mejore. Sobre todos aquellos que te prometen «sacar la mejor versión de ti mismo». Vaya tela, son peor que los cansinos y arrogantes sofistas, tienen una verborrea que te cagas, propia de las inútiles charlas TED, pero de ahí a que ayuden a alguien, más que a ellos mismos y sus cuentas corrientes, va un largo trecho que no van a recorrer.

Menuda gilipollez esa de «sacar la mejor versión de ti mismo», ¿y si la mejor versión de alguien es la maldad absoluta? No sé, ¿cuál era la mejor versión posible de Hitler?, ¿cuál es la mejor versión posible de un racista, de un homófobo, de un misógino, de un rey ladrón? (perdón por adjetivarlo, cuando todos sabemos que el concepto «rey» lleva implícita la condición de «ladrón»). Y además, quién decide cuál es la mejor versión de mí mismo, igual el mundo solo puede soportar un cierto nivel de imbecilidad, y si me sacan lo mejor de mi idiotez, no va a haber dios que me aguante. Las frases motivadoras hacen más daño que tragarte un debate político, son más nocivas que las editoriales periodísticas puestas al servicio de su accionariado, son más inútiles que un salero sin agujeros.

«Querer es poder», a ver cómo respondemos a esto de una manera elegante y educada… y una mierda. El rollo ese de la cultura del esfuerzo y de la meritocracia no se lo debería tragar nadie. Los círculos de poder están llenitos de auténticos zopencos cuyo mérito ha sido nacer en tal o cual cuna, o en ser «la mejor versión de sí mismo» siendo un trepa sin escrúpulos, y por el contrario, hay muchísima gente con cosas muy interesantes que aportar y nadie les da bola.

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A ver si nos enteramos, el esfuerzo no implica recompensa, es más, en la mayoría de los casos el esfuerzo te lleva directo al Prozac, porque la depresión que te puedes coger tras comprobar que el mérito no se premia puede ser de caballo. Sólo te van a aplaudir si monetizas tu vida, si haces pasta gansa, todos conocemos millonarios de la nadería, gente que se ha forrado aportando a la sociedad entre cero y nada. Sin embargo no conocemos el nombre de los que trabajan en la cura del cáncer, ni el nombre de las personas que cuando llega mal dadas, pongamos por ejemplo una pandemia, por lo que sea, son los imprescindibles, porque sin ellos y sin ellas nos comeríamos los mocos literalmente. Primavera del 2022 y los «esenciales» siguen igual de ignorados y explotados, vaya humanidad menos humana que estamos hechos.

Claro que tú le cuentas esto a un macho «facho» neoliberal (gracias a la escritora Cristina Morales por el adjetivo) y se parte de risa. Para ellos, cuyo dioses son el mercado y los regímenes totalitarios que anulan al individuo, por más que mientan afirmando lo contrario, lo realmente importante no es que seas inmigrante, gay, o feminista, lo que les importa es que manejes billetes o no. Vean cómo se bajan sus elegantes calzoncillos delante de los jeques y sus petrodólares, mientras llaman terrorista a cualquier árabe que no lleve Visa Oro encima.

Cierro antes de que empiecen a bostezar, además ya llego tarde a la salida del autobús lanzadera que me tiene que llevar desde mi ordenador a mi cuarto de baño; ¡maldita gentrificación! que está convirtiendo nuestra Menorca en un decorado solo apto para carteras muy llenas. Salud, lúpulo y feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com