Dicen que lo que cuesta es entrar pero no, lo que cuesta es salir. Porque una vez dentro lo que cuenta es echar ancla, asegurarse mullida poltrona y tener algo de verborrea aunque lo que se diga no tenga sentido y sea de corto recorrido. Yo en estos meses veraniegos que no son míos si no de aquellos que llegan para descubrirnos, dicen ellos, no pongo un pie en la playa y renuncio a rebozarme de arena como si fuera una croqueta. Huyo de las aglomeraciones en calles porque no soy experto en esquives y siempre acabo dándome con algún viandante que navega más despistado que yo y cuando entre «lo siento» y «sorry» consigo al fin otear un espacio libre que se me asemeja a un pequeño oasis, me quedo en él con el único fin de tomar unas bocanadas de aire que me ayuden a seguir peregrinando entre las multitudes. Las multitudes en parte te cambian o por lo menos lo intentan.
Gripe A
Salirte como puedas
18/07/22 3:59
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