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Te pongo en contexto. Imagínate -en caso de que trabajes para una empresa- que cada día 1 del mes viene un señor con semblante muy serio, traje de esos que huelen a naftalina y rancio y te dice que, para trabajar, tienes que pagar una cuota. Y no, no hablo de los impuestos y de las obligaciones tributarias. Imagínate que vas a la tienda en la que trabajas tus ocho horas diarias y ese día 1 aparece el señor con una hucha en la que te obliga a pagar para trabajar. O que tu jefe, jefa o jefo te dice que, de ahora en adelante, para el privilegio de trabajar tienes que pagar. ¿Te parece lógico?

En mitad del despropósito de aumentar las cuotas de autónomos que maneja el Gobierno, pasa sorprendentemente por alto el pequeño detalle de, «¿por qué puñetas tenemos que pagar por trabajar?». A la precaria situación de los autónomos que no pueden cogerse una baja porque la compensación no alcanza ni para pagar la cuota y si no pagas la cuota no te dan la compensación, la nula capacidad de tomarse ni un miserable día libre por paternidad o el sangrado constante de pagar impuestos, se suma ahora que tenemos que pagar más si decidimos invertir más horas de nuestras vidas en trabajar y ganar más.

No sé, o yo soy idiota -que podría ser- o parece que están queriendo castigar al que tiene ganas de prosperar. Lo sé, a ti que no eres autónomo te da absolutamente igual que nos traten miserablemente, pero a mí, que me prestan cada sábado este rinconcito de pensar, me apetece un montón mandarlos a ese sitio que está tan lejos, tan oscuro y que huele tan mal. Dónde está la mierda, ¿sabes? Pues al fondo.

No es fácil ser autónomo hoy en día, ni empresario, ni persona en general. No es que falten ganas, es que sobran motivos para no querer serlo. Los autónomos, que ya sabemos que somos de otra pasta y no sé qué más memeces he oído, queremos lo mismo que tú, trabajar nuestras horas, pagar los mismos impuestos que tú, y descansar cuando queramos.

Te lo plasmo en números para que lo entiendas. Si un autónomo emite una factura de 3.000 euros que incluye el IVA, unos 900 euros se tienen que ir al armario de los impuestos que se pagarán al final de trimestre y del año, y otros 350 van a pagar la cuota mensual. Eso quiere decir que, con un poco de suerte te quedan 1.750 euros. Y, como te decía, la sensación que tengo es que se piensan que somos imbéciles y encima de que nos toman por imbéciles, teniendo que pagar para trabajar.

Pero bueno, dejo de dar por saco, que tu habrás pasado por aquí buscando un titular que te anime y no te haga pensar que vamos a la deriva. ¡Buena suerte, si lo encuentras!