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Don Alfonso Seisdedos Piesplanos (*) abandona su domicilio a las 9.00 horas. Se dirige a la consulta de su psicólogo, don Román Calavera Calva, con el que ha quedado citado a las 10.00. Sale a la calle. Sorprendido ante lo que ve, se frota los ojos. «¿Será producto de una insolación?». Pregunta -asustado- a don Pascual Conejo Enamorado (el «todólogo», no el del anuncio de la «O.N.C.E.», sino el del barrio) quien, solícito, le confirma que lo que contempla es real: deambulan por la calle el Sr. Alcalde y una concejal de relevancia. Vestidos de cowboys y con sombrero ad hoc van agitando en su andadura una ramita de árbol en forma de «Y» invertida…

- Buscan agua -te aclara don Pascual-.

- ¿Y esos?

- Policías que, en caso de que la cosa no resulte, repartirán entre la población cuentagotas para que los ciudadanos hagan un uso responsable de los recursos hídricos. Los artefactos van acompañados -¡cómo no!- de lujoso folleto informativo: doce gotitas por la mañana, doce por la tarde y seis al anochecer… No falta en el panfleto detallada información sobre las sanciones a imponer a quienes incumplan con lo mandado…

- ¿No hay ningún otro tipo de solución?

- Existe la opción C, pero de momento parecen descartarla, al comprometer ésta, seriamente, las bases ideológicas del equipo de gobierno… A saber: rezar a la Virgen de la Cueva…

- Curiosa manera de solucionar un problema, la de trasladarlo a la población, tras tanta falta de actuación y previsión…

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9.20. Don Alfonso recibe una llamada de doña Luz Cuesta Mogollón, su esposa. Está histérica. Autoridad Portuaria ha multado a su hija, de tres años, por bañarse en Binibeca con un flotador en forma de unicornio y comer una piruleta. Ésta -y el flotador- le han sido requisados y a la niña se le ha impuesto una multa de cuatro chupa-chups y dos regalices. Doña Luz y don Alfonso todavía no saben que, en el futuro, los padres no amenazarán a sus hijos con el «hombre del saco», sino con el «hombre de Autoridad Portuaria», algo mucho más efectivo y aterrador… ¡Dónde va a parar!

9.23.- Atraído por una canción de la Jurado ¡Como una ola, llegaste tú a mi vida…!»), don Alfonso descubre una escuela de «surf metafórico» recién abierta en su calle. La publicidad reza así: «¡Aprenda a sortear psicológicamente todo tipo de olas: las de la covid, las de la viruela del mono, las del calor y las económicas, que se avecinan!» «¡Le enseñaremos a vivir en este país y no morir en el intento!».

9.30.- Con recato e imperceptibles auriculares, don Alfonso escucha las noticias. Junto a las pavesas de un incendio, don Narciso Sánchez, presidente de lo que sea ya esto, lanza una diatriba en contra de la contaminación y sus nefastos efectos sobre el calentamiento terráqueo. A don Narciso le esperan, a su regreso, tres «audi» no eléctricos, un helicóptero militar que le trasladará al aeropuerto y un «falcón» privado, ese que suele usar para conciertos varios…

- ¡País! –exclama, desolado, el sr. Seisdedos -. ¿Debería apuntarse a esa academia de surf? ¿Existiría algo parecido referido a cómo aguantar a tanto ególatra y pinocho peripuesto?

9.45.- Don Alfonso llega a la consulta, que aparece cerrada. Un cartel explicita la causa: «Don Román Calavera Calva, psicólogo, no podrá atender a sus clientes durante una temporada al haber sido ingresado en el ala psiquiátrica del hospital». Al parecer –le contará luego el «todólogo» de su calle- el sr. Calavera había manifestado, en público, su creencia en la absoluta integridad moral de los políticos… ¡Uf!

10.00.- Desesperado (don Alfonso lleva solamente dos horas levantado), decide acudir finalmente a la consulta alternativa de siempre. Penetra en el bar de la esquina, pide unas «birras», las engulle y pasa a contarle su vida a Ana Púlpito Salido, la camarera. A fin de cuentas, y al igual que profesores y peluqueros, ella tiene mucho de psicóloga…

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* Todos los nombres que aparecen en el artículo son reales y están perfectamente documentados. ¡Pobre Valle-Inclán! ¡Qué comedidos se le están quedando sus esperpentos!