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Escribió en estas páginas Francisco Tutzó el 5 de agosto: «Quesería Menorquina puede absorber toda la leche excedentaria a la necesaria para producir el queso con Denominación de Origen Mahón-Menorca y evitar que, como ocurre en la actualidad, deba exportarse a la península con muy escasa rentabilidad».

Añadió el presidente de la fábrica que da continuidad hoy a la iniciativa industrial emprendida por Pedro Montañés Villalonga en los años 30 del siglo pasado con «El Caserío» que constituye «un hecho muy relevante que Menorca cuente con una empresa como Quesería Menorquina en plena actividad y con proyectos de inversión en carteras vinculados al sector primario».

Pocos días después, este mismo mes de agosto, el cierre de la planta envasadora de Menorca Llet, en Alaior, una decisión aprobada por el consejo rector de la Cooperativa Insular Ganadera (Coinga) impacta en todo el sector primario menorquín.

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Ha llegado el momento del acuerdo de Coinga con Quesería Menorquina para dar una salida a los quince millones de litros de leche que procesaba y envasaba Menorca Llet como ‘leche de brick’, con once millones que salían de la Isla. Porque estos once millones no aportaban rentabilidad. No tiene sentido pretender seguir sin márgenes comerciales y una cuenta de resultados en positivo.

La principal amenaza para el  vacuno de leche de Menorca y evitar su desaparición consiste, como escribió David Baret en «El Económico» en septiembre del 2021, que «los costes de producción del litro de leche están muy por encima del precio al que la cobran». Porque la cabaña ganadera insular se seguirá reduciendo y cerrarán más llocs si no se cubren los costes.

Santiago Lafuente y Santiago Tadeo por Coinga; y Francisco Tutzó y Jesús Esparza por Quesería Menorquina tienen la responsabilidad histórica de alcanzar el acuerdo que necesita y reclama el campo de Menorca.