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Vivimos en un país, en este caso tendríamos que decir además en una isla, donde los proyectos y las promesas abundan pero las realizaciones escasean. Como las moscas en otoño y los mosquitos en verano, salen a la palestra informativa o desinformativa, depende como se mire y quien lo diga, algunas noticias repetitivas pero que una vez desempolvadas, se nos pretende dar como de plena actualidad. Una de ellas es el tema ubicación de la deseada y necesaria sede del conservatorio en Mahón. La sala Augusta, que van a permitirme le llame la «sala angustia», vuelve a ser moneda de cambio, monedas que los constructores consideran escasas y el silencio rozando, la apatía de las instituciones responsables. Este caso junto a los célebres puentes de la carretera general, son los comodines que nadie se atreve a sacar de la manga por temor a ser acusados de tramposos y que en el duro Oeste habría acabado a pistoletazos. Yo creo que al paso que vamos podrán llegar a ser consideradas obras faraónicas y comparadas a la construcción de las pirámides por su eternidad. Yo propondría a profesores y alumnos organizar un pasacalles con parada ante Ayuntamiento y Consell Insular interpretando alguna melodía para ver si se enteran. Ya sé que eso sería como irse con la música a otra parte pero quien sabe, a lo mejor les suena a algunos y calma a las fieras.