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Historiador y archivero, autor de documentados estudios de investigación, que aportan datos inéditos, Marc Palliser ha analizado en Eivissa el tema «L’Església menorquina davant la Guerra Civil Espanyola».

Palliser redacta, por encargo del Consell, un trabajo histórico sobre los asesinatos perpetrados durante la Guerra Civil en la Isla. Incluye a 42 sacerdotes menorquines que, sin acusación de la Fiscalía, sin juicio y sin ninguna garantía procesal, fueron asesinados, cuatro de ellos fuera de Menorca. Víctimas por su condición religiosa, por ser hombres de una Iglesia que era denostada, perseguida y diezmada.

El ametrallamiento masivo de los jefes y oficiales en agosto de 1936, calificado como «matanzas de La Mola» por el historiador Miquel À. Casasnovas se reprodujo los días 18 y 19 de noviembre con las dos ‘sacas’ del barco-prisión «Atlante», fondeado en Maó, con 75 víctimas. Elude la mayor Marc Palliser al no entrar en «si Nicanor Menéndez, el gobernador militar de la Isla en aquellos momentos, dio órdenes o no; o si sabía o no». Pero admite un patrón; el 18 son asesinados los de una bodega, el 19, los de otra.

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Escribe Santiago Lafuente Mir: «Los asesinos perpetraron la masacre sin tomarse ni la molestia de realizar la pantomima de juicios populares. Asesinaron a unos en el puerto de Mahón y a otros ante las tapias del cementerio de Es Castell, donde descansan sus restos».

Según Lafuente Mir, «estos hechos, calificados de ‘espontáneos’ por algunos historiadores, cuando menos benévolos, omiten que las dos sacas de la prisión se produjeron mediante listas escritas y sin resistencia de la guardia, que sí se opuso a la tercera saca, dato que anula totalmente dicho calificativo».

La reconciliación y la concordia han de motivar al Govern la devolución de los restos de estos menorquines a sus familiares, como ha hecho en Mallorca, porque todos fueron víctimas.