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Llegar a San Sebastián es alcanzar la elegancia y el recuerdo histórico. Aquí veraneaba la clase regia durante buena parte del siglo XIX y XX. Donostia (su otro nombre bilingüe como el que tendrá algún día nuestro Mahó-Mahón, esa verdad) es una ciudad preciosa y bien cuidada. Hermosa y limpia como una patena. Hoy su Catedral, casi oculta, está en obras pero incluso así se husmea su hermosura.

Toda la fama de la ciudad gira principalmente sobre la Concha más allá de la fama que le dan los grandes restauradores donostiarras y las obras de Chillida, ese genio al que unos inconscientes indecentemente expulsaron de Alcaufar (por favor, Alcaufar). La Concha es una playa maravillosa con subidas y bajadas de mareas que son la admiración de muchos (una especie de rissagues ciutadellenques a lo bestia) porque no dañan sino que hermosean y caracterizan la bahía.   

Aquí se come bien en todas partes, tanto en el casco viejo (que aún, como el de Bilbao, huele a kaleborroka) como en los elegantes restaurantes o en simples tascas. Como en la ciudad del Guggenheim vemos aquí también como la vida social del atardecer se basa en la ingesta de pinchos y vinos. No parece haber crisis, solo hay colas y esperas.

Siguiendo los consejos de unos amigos nos alojamos en el Londres, un hotel de ambiente clásico, casi de novela de Agatha Christie, justo frente a La Concha. Precio conveniente en esas fechas, trato muy profesional, cómodo, confortable y maravillosa ubicación.

Al día siguiente decidimos pasar la frontera y conducimos raudos hacia Francia cuales comandos huyendo hacia el exilio. Para mi generación es difícil olvidar hechos y episodios que tanto jalonaron la vida de nuestro país durante la Transición. La autovía A-8 está llena de camiones, muchos de ellos portugueses. Portugal no solo ha fabricado a Cristiano Ronaldo sino que también exporta productos.

Ya dije que por aquí aún rezuman los ecos de la violencia de los años de plomo que condujeron a la venganza de los Gal de Felipe González. Pero ahora todo parece calmado. Solo impera la lucha entre el chacolí bilbaíno y el guipuzcoano, contendientes locales enfrentados cual si fueran el Atletic y la Real.   

Pasamos pues la frontera ficticia del espacio terrestre Schengen y entramos en Francia, pero seguimos en la Unión Europea, nuestra patria actual donde rigen Constituciones democráticas. La idea de la Unión Europea es maravillosa para quienes no creemos en parcelas identitarias ni en separadores xenófobos y discriminatorios. En pocos kilómetros llegamos a San Juan de Luz (que se enorgullece de disponer  de otra concha parecida a la de San Sebastián) y es otro balneario de fama desde principios de siglo XX. Paseamos por sus calles y plazas, nos tomamos une bière, compramos un mantel    y entramos en el templo donde se casó Louis XIV en 1660. Una iglesia tan preciosa como una mujer bella en la que rezo mi habitual plegaria particular en favor de la conversión de Més-Manco per Menorca.

Unos pocos kilómetros más y llegamos a Biarritz. Comemos donde se sentó ‘le Roi d’Espagne Alfonso XIII’. Una foto lo atestigua. Otro balneario regio de postín ahora durmiendo sus horas invernales.

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De regreso a Sanse  nos desviamos a Zarautz para vivir la inmersión en euskera a tope. Efectivamente casi todo está en «sabinoaranés». También hay playa, aunque no concha. Intento comprar prensa española aunque no sea el «Menorca». No la hay. Solo diarios vascos. Monopolio. Nos topamos con un mercado medieval. Compramos frutos secos a un valenciano que nos dice que parecemos menorquines por el acento. Yes, we are le decimos. «Lo he sabido porque es muy diferente al catalán». Gracias amigo por saber apreciarlo. Y volvimos a Bilbao, devolvimos el coche de alquiler y Vueling nos hizo esperar más de una hora como ya suponíamos. Todo normal.

Notas:

1- Una menorquina voló con Ryanair desde Palma a Madrid por € 1,50. Verídico. Hace una semana.

2- El amigo escultor Rafael Trénor se prepara para viajar a Cocos Keeling Islands (cerca de Sumatra) como penúltima etapa de su proyecto «El alma del Mundo».   

3- Robos en el Casino Mahonés han despoblado su entrada de muebles, pomos y figuras decorativas.

4- Finalmente el catalanismo obsesivo ha claudicado ante la realidad de la Sanidad en Balears.

5- Armengol vuelve a regar con  350.000 euros más a los medios separatistas.

6- ¡Y ahora, ladies and gentlemen, ante Uds... el referéndum, consulta, pregunta, pulsación, sondeo...!

7- Desacreditar e intentar deslegitimar el Poder Judicial es intolerable, propio de golpistas sin toga.

8- Adhesión a la Manifestación del 21 de Enero en Madrid en favor de la decencia democrática.