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Venga ya solo quedan dos días para la cena de Nochebuena, a la que llegaremos bien entrenados después de celebraciones varias y encuentros sociales de todo tipo para calentar motores en la primera Navidad pospandémica, digámoslo así, aunque no sé si es muy correcto. Ya sabemos que son días de enormes consumos calóricos, y de todo tipo, y días también de exaltación de las emociones especialmente a través de la publicidad, los vuelve a casa por Navidad y esas cosas; vale, hasta aquí jugamos, para que pelearlo, da más pereza que montar un belén entero con plastilina, palillos y papel de plata, que sería una obra de arte por otra parte.

Por lo que no voy a tragar es por lo de desear feliz Navidad a todo el mundo, ni mucho menos, como mucho le desearé feliz Navidad a casi todo el mundo, porque estarán conmigo que hay unos cuantos a los que ni de coña les vamos a desear que les vaya bonito. «Ay que bruto Cabezas, pareces un Papá Noel punki, mira que no llenarte de buenos sentimientos, bastones de azúcar y peladillas para repartir abrazos a diestro y siniestro y desearle a todo el mundo que sea feliz» (perdón por este desdoblamiento tan narcisista, pero me va de coña inventarme un dialogo interior para explicarme lo mejor posible). Vayamos al refrescante punto y aparte.

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De verdad ustedes les desearían feliz Navidad a los seres, no sé si humanos, que hacen y dicen cositas homófobas, xenófobas, misóginas, clasistas, dictatoriales, aporofóbicas y violentas, que lanzan discursos de odio y que acabarían con todo aquel que no les obedezca, yo estoy convencido que no. Ustedes desearían feliz Navidad a todos los autoproclamados patriotas que exhiben banderas a todas horas y en el fondo odian a su país porque en cuanto pueden se llevan la pasta a Andorra, son amiguitos de los corruptos a los que miman y protegen y los llevan a los platós de sus medios serviles y manipuladores, yo creo que no. Ustedes les desearían feliz Navidad a los caza elefantes que se sienten, porque lo son, intocables bajo su corona para robar a los que ellos consideran sus súbditos, es decir, seres prescindibles que solo están para mantener a la casta de sangre azul, y además tienen la cara de cemento armado dando un discurso navideño lleno de mentiras y chorradas, yo creo que no.

Vayamos a lo importante, ustedes desearían feliz Navidad a los que se beben la cerveza caliente, a los que empiezan cualquier debate con un: «esto es como todo», a los que no recogen las mierdas de sus perros, a los que usan las rotondas para adelantar, a los que saludan acercando carrillo y dando dos besos al aire o ten dan la mano tipo pez congelado, a los que todavía hacen chistes imitando a Torrente, a los que no aportan ni se apartan, a los que piensan que todos los menorquines estamos aquí para servirles cuando ellos vienen de vacaciones porque está Isla solo está abierta en verano, a los que teclean «revolución» desde su Iphone, a los que llaman a los camareros chistándoles, a los que se quejan de lo lleno que está todo cuando ellos también están allí ¡ llenándolo!, a los «yoistas» de ego infinito, a los coaches que nos dicen que abandonemos nuestra zona de confort para así pagarse ellos la suya, yo creo que no.

Cerramos. Como sabemos que estos artículos solo lo lee la buena gente de verdad, la otra está en sus cosas (un poquito de peloteo a mis lectores porque me da la gana), les deseo buen lúpulo, una Navidad divertida donde las haya y un feliz jueves siempre.