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Teólogo, jesuita y cardenal mallorquín, Luis Ladaria Ferrer afirma que «Benedicto XVI pasará a la historia desde muchos puntos de vista. Pero sobre todo por su bondad y por su sencillez».

Elogia, quien es hoy prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, las encíclicas Deus Caritas est y Spe Salvi, que califica de «dos maravillas de doctrina cristiana» junto con la exhortación Verbum Domini, redactada después del Sínodo de la Palabra de Dios.

En abril de 2005, cuando se celebró el cónclave donde el cardenal Ratzinger fue elegido sucesor de Juan Pablo II, Ladaria era profesor de Teología Dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

En aquella tarde de abril, hace 18 años, la reducida estancia de la Pontificia Gregoriana, en la romana piazza della Pillota, donde residía el jesuita de Manacor, se veía más austera. Apenas una mesa, una cama de reducidas dimensiones y el armario con las tesis doctorales que había dirigido. La conversación discurría al día siguiente de la elección del nuevo pontífice.

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-Benedicto XVI es el Papa que ahora necesita la Iglesia.- declaró Luis Ladaria.- Entonces era posible una entrevista tranquila con el profesor mallorquín, pero hoy el prefecto del dicasterio cuya función consiste en custodiar la correcta doctrina católica, mide tanto sus palabras que apenas se prodiga en los medios. Porque le atribuyen lo que no ha dicho y, además,  reinterpretan lo que explica.

La tarde anterior comuniqué a Ladaria que había fumata bianca en la plaza de San Pedro.

-Cuando me llamaron, precisamente Vd. que venía en taxi a la Gregoriana, no tuve ninguna duda de que el escogido era Ratzinger. Y cuando el cardenal protodiácono pronunció el nombre de Josephum, confirmó lo que era una intuición. El elegido era Joseph Ratzinger.

Al despedirnos, Luis Ladaria subrayó: «Ratzinger es un gran teólogo; yo, en cambio, soy un simple profesor de Teología».