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Leer la prensa estas últimas semanas era difícil. Cada tres días más o menos aparecía un nuevo asesinato machista en España. Ya la noticias políticas le ponen a uno de mal humor, pero estos asesinatos me crean una gran indignación. ¿Cómo es posible que en el siglo XXI aun estemos en esta situación? Especialmente en este año en que parecía que la cosa mejoraba.

En el mes de diciembre del año pasado se ha visto un incremento en los asesinatos machistas, especialmente en las semanas de las Navidades. Hasta 11 asesinatos en diciembre y 4 en lo que va de enero. ¿Por qué en las fiestas de Navidad se ven esos incrementos? No entiendo eso, pero claro tampoco entiendo cómo pueden ocurrir esos sucesos.

Por horribles que sean estos hechos, el problema es que es solo la punta de iceberg. Ocultos están miles casos de maltratos machistas de los que no sabemos nada hasta que llega al limite del asesinato. ¿Cuántas mujeres habrá en España que sufren ese maltrato? De eso nada sabemos. Todo queda oculto.

Aun hay más cuestiones con ese problema ya que 28 de las 49 mujeres asesinadas    en 2022 habían denunciado a sus agresores y el sistema ha fallado en protegerlas. Esto es muy serio ya que no ayuda a promover las denuncias y muestra un fallo grande de nuestro sistema de protección policial.

La misión de la policía es proteger a los ciudadanos. En las manifestaciones que veo en Madrid de ciudadanos pacíficos que claman por sus derechos, hay gran cantidad de policías, en algunos casos casi más que manifestantes. Van con los correspondientes coches que me recuerdan    a las ‘lecheras’ de la época de Franco. Todo para protegernos de los manifestantes, cuando no representan ningún peligro y encima se llevan más de un porrazo. Pero esas mujeres que necesitan protección real, no la tienen. ¡Algo no funciona en el sistema y hace falta que se tomen medidas ya!

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Pero lo que también se percibe por la prensa es que el machismo esta instalado profundamente en la sociedad. Solo mencionaré algunas anécdotas recientes. La selección de azafatas por la compañía Meccti que las hacían poner en ropa interior en las entrevistas de trabajo. El hecho de que tres miembros del comité de RTV, los tres del PP, se opusieran a que una mujer fuera la comentarista de los partidos de fútbol en el Mundial de Qatar. No digamos ya el hecho de que se aceptara el tener esta competición en un país que seriamente discrimina a las mujeres.

También durante el año 2022 hemos visto la multitud de insultos machistas contra las ministras del gobierno. Esto es aun más curioso cuando bastantes de ellas han mostrado tener una    capacidad superior a muchos hombres ministros del presente y del pasado. A pesar del negacionismo de la oposición, este gobierno ha sido capaz de pasar por una crisis minimizando el sufrimiento económico de los ciudadanos y ahora con la inflación la mantiene más baja que el resto de países de la UE. Los insultos de baja estofa llegaron hasta a la mujer del presidente Sánchez mostrando un nivel bajísimo de educación y una actitud machista inaceptable. Es todo un ambiente social desagradable y fomentado por algunos partidos políticos.

Cuando yo era niño, en los años 40, el machismo era normal. Oía recitar con frecuencia un poema que era la declaración ante el juez de un asesino machista. El punto culminante    era la frase: «la maté porque era mía». Un horrible concepto del que muchos se reían. Yo alucinaba.

En aquellos tiempos, conocí a varias mujeres que querían desarrollar su vida, estudiando y trabajando fuera de casa, pero ni sus padres primero ni sus maridos después las dejaron. ¿Qué es vivir si no puedes tener vida propia? Solo pensar en ellas me duele profundamente. Como ellas habría muchas más, aunque muchas mujeres aceptaban estas condiciones. Pero ahora ya no se puede aceptar eso.

Necesitamos un esfuerzo serio en educación para eliminar estas actitudes. ¡Basta ya de machismo!