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Combinaba su sólida formación y su experiencia jurídica con una excelente oratoria y una erudición de la que no se vanagloriaba.

Rafael Perera Mezquida (Palma, 1929) era el abogado penalista por antonomasia en Balears, que ha ejercido hasta hace pocos días. Licenciado en 1951, su prolongada trayectoria profesional incluye haber ejercido como magistrado del Tribunal Superior de Balears y también presidente del Consell Consultiu de Balears.

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Conocí a Perera al reanudar, en enero de 2000, la publicación de «Ultima Hora Menorca» porque era el abogado del diario. Hábil, ágil y con unos razonamientos basados en el sentido común y una certera jurisprudencia, afrontó con eficacia y logró el archivo de todas las demandas y querellas que pretendían cuestionar nuestro trabajo periodístico.

La defensa de aquel abogado mallorquín que estudió en los jesuitas de Montesión se saldó con pronunciamientos favorables de jueces y magistrados. No perdió ningún caso y obtuvo siempre sentencias favorables frente a Agrytursa, promotora de la urbanización de Sant Tomàs; la constructora ACR, que logró multiplicar por 15 el valor de un solar comprado al Ayuntamiento de Maó; y ante  Juan Valero, heredero del anterior conde de Torre Saura, José María de Olives, que nos reclamó 18.000 euros, por haber publicado el 1 de abril de 2010, ‘es dia d’enganar’, que «Matas pone a la venta La Mola de Fornells para pagar una fianza de 150.000 euros», de la que era autor. Antes de empezar el juicio, en Ciutadella, Perera consiguió la retirada de aquella demanda.

Hombre religioso, de enraizadas convicciones católicas, seguía con entusiasmo las crónicas que escribía en Roma del Cónclave de 2005, en el que fue elegido el papa Ratzinger. Tras entrevistar a Luis Ladaria recibí un mail, que conservo. Escribe Rafael Perera: «Interesantísimo; no falta ni sobra una pregunta; debes conseguir, con motivo del cardenalato, otra entrevista».