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No pueden ser más razonadas las quejas de la Asociación de Talleres de Menorca ante la discutible gestión del Consell para que remonte de una vez por todas el servicio de la Inspección Técnica de Vehículos.

Los profesionales del sector sufren las deficiencias de la concesionaria más que los propios conductores particulares. Ya no se trata solo de la demora para obtener una cita, que ha llegado a superar los dos meses, sino del tiempo de espera que a veces se acumula en el día señalado, sin que sea responsabilidad de sus operarios que hacen incluso más de lo que pueden soportando enfados de los usuarios.

Los mecánicos pierden un tiempo del que no disponen cuando acuden a pasar la ITVde sus clientes, de ahí que hayan informado puntualmente al Consell desde que arreciaron los retrasos hace más de dos años para que actuara.

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Su indignación está justificada. Pese al incumplimiento contumaz del contrato por parte de la empresa -estipula que las citas deben darse en el plazo de una semana- la Conselleria de Movilidad ya ha dejado entrever que se verá obligada a prorrogárselo un año más porque no habrá tiempo para preparar una nueva licitación.

Desde que las demoras comenzaron a ser una exageración el Consell ha tenido tiempo para intervenir. Lo ha hecho sin resultados tangibles con varias advertencias a la concesionaria que finalmente derivaron en una sanción módica de 9.000 euros, aún no satisfecha al haber sido recurrida. La empresa también evita por ahora otra multa coercitiva de 3.000 euros diarios por el mismo motivo ya que el Consell no se la impone.

Con este precedente el anuncio de una más que posible ampliación del contrato a partir del 31 de diciembre es difícil de entender, más si la propia consellera, Montse Morlà, admitió al respecto en el último pleno que se trata de «un auténtico desastre».