TW

Que te rodean, te envuelven e intentan asfixiarte día a día,    llegan a ser de tanto convivir con ellos parte de tu propia existencia. Pienso en mis hijas y todavía con más inquietud en mi nieta de corta edad y noto en su balanza existencial un sobrepeso de cargas y de situaciones vividas, creadas e impuestas por otros, personajillos casi anónimos, sin vínculos afectuosos y con intereses ocultos que lentamente han ido grabando en sus espíritus    miles de interrogantes.

Noticias relacionadas

La pandemia, la guerra, la muerte en soledad, las crisis, leyes con escasa o nula proyección, callejones sin salida, sombras amenazando su débil futuro. Solo y de vez en cuando salta un balón cruzando el césped intentando llamar tu atención, distraerte, sacarte de la realidad y dándote la oportunidad de creer que van a ganar los tuyos.    Sabes que darías media vida por tener la suficiente fuerza para romper esos círculos, pero no tienes las herramientas precisas ni sabes cómo hacerlo. Es entonces cuando piensas que lo único que te queda es la resignación, tu lucha solitaria y en silencio incluso contra ti mismo. Te queda eso sí, meterte dentro de tu hermética burbuja esperando lleguen tiempos mejores y sobre todo humanos mucho mejores que los que has ido conociendo.