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23-V-23 martes

Gritos racistas en un estadio de fútbol. Trifulca en el campo y en las gradas. Rasgamiento de vestiduras en los medios. Surgen filósofos sociales debajo de las piedras. Hablo con un exárbitro de fútbol: partidos inmediatamente suspendidos, me sugiere, pérdida de puntos del equipo local, cierre del campo, remacha, puede que no haya otra opción que la mano dura, durísima…

Otro matiz: un lector amigo me envía un whatsapp algo discrepante: «Tota Espanya està revolucionada amb els insults a Vinicius… trobes que ho retreurien tant si es tractés d’un  jugador d’altres equips?

Per quin motiu només hi ha insults racistes a en Vinicius? No será perquè ell ho provoca contínuament? Si fos un negret intrascendent ningú no en rallaria…

No tengo respuestas claras para mis interlocutores, pero lo cierto es que el racismo sigue anclado profundamente en nuestra sociedad y hay que abordarlo seriamente en la escuela y en el ámbito familiar. En el estadio de fútbol, naturalmente, mano dura.

23-V-23 martes

Acudo al Ateneo para asistir al debate entre los aspirantes a la alcaldía de Mahón. Lleno hasta la bandera, la mayoría simpatizantes indisimulados de los diferentes partidos. Buen rollito entre la actual mayoría gobernante y la oposición, aunque se dan algún estacazo. Me gusta que incluso en ese trance se sonrían.

De pronto y a vueltas con la lengua, surge la sorpresa y el debate se convierte en el club de la comedia. Me recuerda un antiquísimo artículo de Manuel Vicent en «El País», nada menos que de marzo del 79, que siempre he guardado como oro en paño. Se titula «Blas Piñar en el Congreso» y en él el escritor valenciano recrea la irrupción del notario ultra en la vida parlamentaria: «Blas Piñar llegará el primer día al Congreso hecho un caballero cristiano masajeado con Aqua Velva y la sorpresa probablemente se la va a llevar él cuando se encuentre con que la famosa madre patria está tomando un pincho de tortilla en el bar y no tiene ganas de que la salve nadie…

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…La democracia siempre acaba por amansar a los héroes. En el primer momento puedes creerte Superman, puedes mirar al tendido de escaños e imaginarlo como un campo magnético para tu sagrada venganza. Estos degenerados me van a oír. Te encaramas a la tribuna, coges la trompeta del apocalipsis y comienzas a soplar patrióticamente el toque de diana, de retreta, de oración o de silencio. Pero allí solo hay un silencio de crucigrama o un murmullo de moscardón que la más abrupta burrada sería incapaz de cortar. Y notas por las risas de la canallesca en el palco que, si descompones la figura, te conviertes en material de circo…»

¿Se daría cuenta el héroe local en algún momento del debate?

25-V-23 jueves

La suerte está echada. No creo que nadie cambie su voto en los últimos días de campaña y, además, lo impide la extremada polarización existente. Ya dijo en su día Donald Trump que podía disparar a alguien en la Quinta Avenida y que eso no le restaría voto alguno. Según el investigador sociológico del King’s College London, Paolo Gerbaudo, los electores son antes partidistas y después demócratas, es decir, muchos electores están dispuestos a ignorar violaciones de normas democráticas por parte de sus propios representantes que nunca perdonarían a las de los otros partidos. España aparece en el estudio como el país en el que los electores están más dispuestos a cerrar los ojos frente al comportamiento de la propia opción política…

No es muy reconfortante que digamos, y lo que preocupa más es la incapacidad de unos y otros para  mantener el conflicto político dentro del respeto a unas reglas comunes e intereses compartidos por todos, independientemente de la adscripción política. Ese respeto que no existió en los comicios norteamericanos ni en los brasileños tampoco está garantizado  en nuestro país, donde se empieza a hablar inquietantemente de fraude electoral…

26-V-23 viernes

Encuentro casualmente en un viejo cajón una carta fechada en julio de 2008 en la que un amigo lector directamente  me pregunta: «¿por qué no te has significado nunca por dar la palabra al pueblo mahonés para dirimir en referéndum el asunto del nombre de nuestra ciudad de Mahó-Mahón, asunto fundamental para tantos mahoneses?»…

El tema sigue de rabiosa actualidad y yo sigo pensando igual que las múltiples ocasiones en que me he referido a él en estas páginas desde tiempo inmemorial: que la solución más adecuada, por respetuosa e incluyente para ambas sensibilidades, es la doble denominación Maó / Mahón, como en Euskadi se rotula como Vitoria / Gasteiz, Donosti/ San Sebastián o Bilbo /Bilbao.

Me cuesta y me aburre tratar de entender semejante encono.