TW

Es fácil, muy fácil, realmente, obsesionarse con el futuro mientras el presente se diluye desatendido, mientras buscamos un triunfo que se antoja lejano y vamos coleccionando fracasos inmediatos. La voracidad de la inmediatez de todo lo que nos rodea hace que pasemos por alto más cosas de las que deberíamos priorizando tarde, mal y pluscuamperfectamente.

¿Y qué pasa? Por pasar, no pasa nada, mientras seamos plenamente conscientes de todo ello. Si sabemos que todo lo que hacemos tiene una consecuencia directa en todo lo que nos pasa, vamos bien. No pediremos explicaciones al universo, al karma o al ratoncito Pérez, lo que nos pueda pasar por idiotas, y si lo hacemos será señal de que la consciencia que te comentaba antes la llevamos regulinchi.

Y a ti, ¿qué carajo te importa esto? No mucho, la verdad, como imagino que te importan la gran mayoría de cosas que comparto cada semana pero no puedes negar que le has pillado gustirrinín a compartir conmigo un rato de tu sábado, y te lo agradezco.

Si quieres, lo arreglamos. Te recordaba al principio lo de ningunear al presente en favor de no se sabe muy bien qué futuro que está por llegar. Pega un sorbo al café y pregúntate por las cosas que haces y las cosas que quieres lograr. Si la mayoría de ellas van ligadas, perfecto, estás en sintonía y lo que te propones llegará más tarde o temprano, pero mientras no dejes de disfrutar cada paso que das hacia ese objetivo.

Noticias relacionadas

Si te pasa todo lo contrario, el caos y la improvisación marca tu rumbo y ya te va bien, ¡fantástico! Siempre que sea lo que quieres. Si no, solucionémoslo. Toma una hoja de papel y dibuja una línea recta desde donde estás hasta dónde quieres llegar. Soy sedentario y quiero llegar a correr 5 kilómetros, por ejemplo.

Sal a caminar progresivamente, con calma y disfrutando de cada paso priorizando lo que te provoca el disfrutar del paisaje por encima de ir mirando el reloj. Llegará el día en el que corras, pero todo a su debido tiempo. Sin quemar etapas más rápido de lo que deberías.

Para que todo llegue a su debido momento. Porque si no, puede que el porvenir nunca acabe de llegar.

dgelabertpetrus@gmail.com