El adagio «cuando África estornuda, Europa se resfría» refleja la interdependencia entre ambos continentes, una relación profunda que a menudo se subestima en la política global. La reciente crisis del mpox (viruela del mono) en África ilustra cómo los problemas de salud pública en el continente no solo tienen implicaciones locales, sino que también repercuten en Europa y en todo el mundo. En 2022, cuando un brote masivo de mpox afectó a los países desarrollados, la respuesta global fue inmediata: se incrementó la financiación para la investigación y la producción científica sobre el virus se disparó. Sin embargo, esta reacción fue claramente reactiva, motivada por la proximidad del problema a las naciones desarrolladas. Lo que muchos ignoraron es que los investigadores africanos llevaban años advirtiendo sobre la necesidad de invertir en herramientas de diagnóstico, tratamiento y prevención. Lamentablemente, estos llamamientos fueron desoídos hasta que la crisis tocó las puertas de Occidente. La situación actual en África, particularmente en la República Democrática del Congo (RDC), es alarmante. Según la agencia de salud de la Unión Africana, Africa CDC, los casos de mpox aumentaron un 160 % en 2024 respecto al año anterior, con 18.910 casos y 518 muertes reportadas en 13 países africanos.
Tribuna
Crisis sanitaria en África
30/08/24 4:00
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