Mi padrino fue pescador durante más de cuarenta años. Se embarcó por primera vez a los catorce rumbo a las gélidas aguas de Terranova tras los bancos del bacalao. Los buques partían desde el puerto de Vigo y alternaban los caladeros canadienses, el Gran Sol y el Atlántico Norte. Todo muy frío, peligroso y lucrativo. Allí se ponían a prueba las habilidades, la fuerza y el valor de los hombres de mar gallegos, vascos e irlandeses. Fueron su familia durante décadas y cuando regresaba a casa, tras nueve larguísimos meses de campaña, solía traernos peliculitas de Súper-8 para relatarnos sus aventuras. Recuerdo muy bien, a mediados de los años setenta, cuando nos contó que la tripulación hacía descansos en Suecia y Noruega mientras repostaban los barcos. En esos países descubrió una costumbre que le sorprendió. Hombres y mujeres bebían alcohol como cosacos y jamás sacaban el coche cuando iban de fiesta.
Beber
22/09/24 4:00
También en Opinión
- Denuncian a un médico del Hospital Mateu Orfila de Maó por ejercer de ginecólogo sin titulación
- Las auroras boreales colorean por segunda vez este año el cielo de Menorca
- Desmantelada una banda que introducía droga en Menorca y Mallorca por medio de paquetería
- Cerca de 40 chalés fuera de ordenación se explotan con licencia turística en el corazón de S’Albufera
- Condenado por estafa en la venta de una mesa de mezclas en Ciutadella