Un señor lleva 16 años trabajando en una empresa con una trayectoria impecable. Un día ese señor decide comerse una croqueta que su empresa iba a tirar a la basura. La empresa le despide por apropiación indebida. El señor no se calla, mira tú, y le gana un juicio a su empresa que le tiene que pagar 40 mil euros de indemnización, la croqueta más cara del mundo, sí señor. El dueño de esa empresa es uno de los grandes iconos de la rancia derecha patria. Ese «gran empresario» es admirado y tiene legión de pelotas dispuestos a loar sus logros, pues bien, a partir de ahora, para muchos y por más que le pese, será el empresario pringao que pagó 40 mil eurazos por una croqueta y el tirano mal educado que, rodeado de sus guardias jurados, llamó «gilipollas» y mandó a la «puta calle» a dos chavales que le recriminaban que mandara a trabajar a sus curritos en plena DANA. Estas pequeñas historias donde David vence a Goliat son reconfortantes.
Con derecho a réplica
Me quedo con Azarías
29/11/24 4:00
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