Oraciones
Las novedades
Al principio, cuando la humanidad era joven, todo el mundo estaba lleno de grandes novedades. Piedras, matojos, osos, ventiscas, congéneres... Todo era una asombrosa novedad nunca vista y, como tal, daba gusto verla. A veces la novedad era nefasta y peligrosa, pero igualmente importante; había que estar muy atento a todas las novedades y eso generó en el cerebro de nuestros antepasados un apetito inagotable de cosas nuevas, tanto por placer como por supervivencia. Pronto las novedades fueron más importantes que el comer o el aparearse, razón por la cual en la mesa y en la cama, todos empezaron a buscar también novedades. Había entonces muchísimas, lo que acostumbró muy mal a la mente y la escala de valores. No importa qué sea, un objeto, un vehículo, una prenda de ropa, una idea, un paisaje, una persona. Lo que sea, pero que sea nuevo. A estrenar. Durante siglos eso fue bastante fácil, porque hasta los fósiles eran una novedad, y polémica. Luego ya se fueron acabando, y no hubo más remedio que inventarlas.
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