Amaya Michelena
Amaya Michelena

Jefa de sección (Domingo)

El rayo verde

Psicópatas

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Durante la larguísima Guerra Fría, los yanquis nos acostumbraron a mirar hacia la Unión Soviética como el enemigo. Los pérfidos rusos eran siempre los antagonistas en las películas de espionaje y se les presentaba malcarados, mafiosos y con ese acento grotesco, en un retrato pueril que acabamos por identificar para siempre con esa nación de la que apenas nos llegan referencias. Desmoronada la URSS, la Rusia de hoy aparece en el imaginario colectivo como un país que nadie sabe muy bien si es comunista, zarista o propiedad de la mafia, dirigido por un semidictador enigmático que, por mor de las circunstancias, vuelve a colocar a su enorme nación en el podio de los enemigos de Occidente. A los norteamericanos y a la gente simple siempre les ha gustado eso de conmigo o contra mí, malos y buenos, blanco o negro, creyentes o infieles, nosotros o ellos.

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Por eso Putin les viene muy bien. Ahora que Trump está a punto de desmontar el chiringuito de la guerra ucraniana, los pasmarotes de la UE, encabezados por el francés Macron, enarbolan la bandera del miedo para intentar convencernos de que al presidente ruso no le bastará con arrebatar cuatro regiones a Ucrania, que querrá más, que debemos armarnos hasta los dientes para plantarle cara. Lo pintan como un nuevo Hitler deseoso de añadir territorio a un país que ya es interminable, tratando de que olvidemos que fue precisamente uno de sus predecesores quien consiguió frenar a Hitler. Que sin la pinza feroz -y el inmenso sacrificio en vidas humanas- de estadounidenses y soviéticos Europa no sería lo que es hoy. No quiero ni pensar en lo que se esconde detrás de estas ridículas y peligrosísimas mentiras. ¿Dinero, poder, psicopatía?