Oraciones

Los aranceles de los cojones

TW

Tras meses de expectación y con el mundo en vilo por los aranceles, todo el día los aranceles esto los aranceles lo otro, he tardado casi una semana en averiguar, con múltiples lecturas y hondas cavilaciones, qué hizo exactamente el presidente de Estados Unidos el miércoles pasado 2 de abril, el histórico Día de la Liberación largamente anunciado. Un programa de televisión, Trump hizo un programa global de televisión. Un exitazo de audiencia, que es en lo que consiste la liberación. ¡En un programa de televisión sobre gravámenes! Asombroso. EEUU contra el resto del mundo, guerra comercial total, hundimientos bursátiles.

Noticias relacionadas

Tenemos aquí mismo dos guerras de verdad, sangrientas, una de ellas de exterminio con millares de muertos civiles, y solo se habla de la guerra de aranceles. Es la magia de los programas de televisión, la especialidad del presidente Trump. He dicho que me llevó casi una semana entender este galimatías arancelario, y naturalmente exageré. Porque no creo que lo haya entendido. El espectáculo audiovisual sí, sobre todo en tanto que amenaza al mundo, que por lo visto lleva mucho tiempo estafando a EEUU, y eso se acabó. Pero las mejores amenazas son las que no necesitan cumplirse, y ahora que por fin se ha cumplido esta de los aranceles de los cojones, con sus complementos, tasas, especificaciones, venganzas y gravámenes, hasta parece que nos sentimos menos amenazados.

Mucho ruido y pocas nueces, en fin. Todos perderemos, y mal de muchos, consuelo de tontos, aseguran otros entendidos. Sí, el primer efecto del Día de la Liberación es la cantidad de expertos mundiales en políticas arancelarias que hay por todas partes. Llenan la prensa y los programas de televisión, y nos han recordado que Estados Unidos ya hizo algo así hace un siglo, en los años 30 durante la Gran Depresión, y aún se habla de aquél desastre financiero, con millonarios lanzándose por las ventanas de sus suntuosos despachos de Wall Street. Arancel es una palabra árabe, y lo único que yo sé de estos tributos es que desde mi infancia, el héroe era siempre el contrabandista. Lean «El enamorado de la Osa Mayor», de Sergiusz Piasecki, y «Los contrabandistas de Moonfleet», por ejemplo. Hasta que el presidente de EEUU haga otro programa de televisión, y podamos cambiar de conversación.