charlas escritas

Nuevo viaje a Ítaca

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Fuimos amigos desde un aula añorada, ya sexagenaria, que regía con mano de hierro y guante de seda nuestro buen maestro el senyor Florit. Ahora, somos un grato recuerdo de la amistad que no precisa asiduidad. No se conocen, pero en «La Laboral» de Tarragona estudió en los 60 Serrat, ‘senyor de Binigurdó’. En los 70 lo hizo Pedro Pons, ‘senyor de Malbúger’ e ilerdense por censo [Pons es su credencial asentada por su genealogía menorquina]. Más allá del pentagrama, el catalán, y de ascensores, el menorquín, se graduaron ambos en carreras técnicas. Pedro se reúne cada año con sus excompañeros de «La Laboral» en un punto diferente de la geografía española donde reafirman vínculos y recuerdan años mozos.

Este año toca Menorca; y Pedro, por ser nativo y singular embajador de la Isla, ha sido designado CEO del evento, y me refiere el protocolo de mayo próximo. Pons, trabajador infatigable y perfeccionista, y pertinaz si cree que la cosa necesita mejorar, ha diseñado una pormenorizada ruta, que incluye dólmenes homéricos y caballos de raza, y queserías, que abarca desde el levante al poniente menorquín, y que pasa en obligada visita por el santuario de Monte Toro; todo acorde con un armonizado presupuesto... Me dice que, a uno de sus excompañeros que vendrá con la ilusión fletada, enterado ya de la propuesta hospedera, gastronómica y cultural prevista, le oyó musitar que Menorca debe de ser una perla en medio del mar de Ulises... Amén.