Carles Manera
Carles Manera

Catedrático de Historia Económica

Tensiones económicas que nacen en EEUU

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Ala incertidumbre de la geopolítica bélica, con un epicentro importante en Ucrania y otro en Oriente Próximo, se le ha añadido la distopía que está significando el mandato de Trump. Un mandato presidido por la ineptitud y una tendenciosa orientación en generar un caos que facilite el desmantelamiento de las estructuras administrativas públicas. Los últimos artículos del influyente Martin Wolf en el «Financial Times»; y del premio Nobel Paul Krugman, van en esta línea descriptiva. No son los únicos expertos: cada vez más economistas académicos y analistas, nada heterodoxos, claman ante la absurdidad de las ocurrencias de Trump. Nos encaminamos a un mundo mucho más inseguro, más dividido y fragmentado en espacios que pretendidamente se van a proteger con aranceles recíprocos, con menores crecimientos económicos y con previsibles inflaciones más altas. Esta enorme tensión económica se está provocando en el marco de una herencia económica, la del presidente Biden, que legó un crecimiento económico robusto, la inflación en proceso de control y unas estrategias inversoras tangibles en infraestructuras. No se recuerda que un mandatario, ante ese escenario positivo, provoque adrede una contracción de la economía que tiene una vertiente clara: la reducción del consumo. En efecto, los recortes pilotados por Elon Musk en el sector público de Estados Unidos van a tener –ya están teniendo, de hecho– consecuencias letales: pérdida de empleos, reducciones en el gasto público y en programas sociales, con corolarios negativos en el crecimiento económico. Un verdadero shock de demanda, al que añadir otro shock, este de oferta: aranceles y expulsión de inmigrantes. Una tormenta perfecta que va a cuajar con un incremento de los precios. Lo cual puede obligar al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, a subir los tipos de interés o, en el mejor de los casos, a mantenerlos sin bajar. Todo lo que Trump no quiere, cuyo objetivo es, precisamente, que se reduzcan los tipos de interés para facilitar la asunción de la deuda pública estadounidense.

Importantes instituciones (Bloomberg, CaixaBank, Funcas, Banco de España, FMI, Reserva Federal) están señalando datos contractivos de previsión para el trumpismo económico: más de medio punto para Estados Unidos, y cayendo hacia 2026 de mantenerse esta insólita agenda de la administración del magnate. Si esta esperpéntica hoja de ruta no se hubiera producido, las previsiones serían mejores, en ausencia de aranceles y de las medidas impulsadas por la Administración Trump. Concretamente, la economía de Estados Unidos crecería 0,6 puntos más. En paralelo, los grandes empresarios tecnológicos están perdiendo dinero en Wall Street. El que más, Elon Musk: 132.000 millones de dólares desde diciembre de 2024; una disminución del 27 % de su patrimonio neto, según el «Financial Times». La situación económica de Tesla, el buque insignia de Musk, está cayendo a plomo, hasta el punto que importantes inversores de la empresa están reclamando una mayor atención de Musk, enredado en sus cometidos en la Administración Trump. Disparates económicos que se extienden al mundo.