Sinhogarismo
Parece que el alcalde de Palma, Jaime Martínez, se echa para atrás en algunas de sus aspiraciones más extremas en el caso del ahora llamado sinhogarismo, la indigencia de toda la vida. Recuerdo que hace tres décadas aquel personaje de tebeo que lideró Marbella durante años, el indescriptible Jesús Gil, se encontró al llegar a la alcaldía que la ciudad estaba llena de yonquis y eso, además de dar pésima imagen para los ricos a los que quería atraer y complacer, constituían un foco de conflictos y delincuencia. No se lo pensó dos veces y –se dice, quizá sea una leyenda urbana– los metió en un barco, les pagó el pasaje y los derivó a Ibiza. Claro, eran otros tiempos. Personajes grotescos como ese proliferaban y la cultura woke y la implosión de las ONG estaban aún muy lejos de aparecer para tergiversarlo todo.
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